¡CREYERON EN EL ENVIADO
DE LO ALTO… ¡Y OTROS NO LE CREYERON!
Hay dos clases de hijos, Jesús se dirige en parábolas a los sumos sacerdotes,
ancianos de Israel, diciéndoles que hay un dueño que tiene dos hijos, uno que
le dice no, pero después recapacita y va a trabajar en la viña; y el otro hijo que
dice sí, pero no va a trabajar en la viña. Los sumos sacerdotes y los ancianos,
habían dividido al pueblo de Dios, en dos clases de personas, los justos y los
pecadores que viven al margen de la ley.
Pues al principio no era así, Dios formo un solo pueblo, y todos son
hijos de Dios.
El primer hijo, representan a todos los pecadores y
gentiles, que recapacitan al creer en el enviado, que, al inicio, rechazaron y no quisieron conocer, ni
vivir la ley natural; pero recapacitan, es decir acogieron el mensaje de Juan
el Bautista, y se convirtieron, y ahora los publicanos y meretrices creen en
Jesús y acogen su mensaje y se convierten, por eso entraran en el reino de Dios
antes que los escribas y sumos sacerdotes, porque están trabajando en su
conversión.
El segundo hijo, representan a los fariseos escribas y
sumos sacerdotes, que dijeron sí, pero
no fueron a trabajar en la viña, son los hipócritas que dicen si, en cumplir la ley de Dios, de rendir
culto a Dios, y pagar su diezmo, de llenarse de palabras bonitas, pero todo lo
hacen por vanidad, por soberbia, y no por amor a Dios, buscan que la gente los
aprecie y los aplauda, pobre de ellos ya que no quieren convertirse, rechazan y
no quieren creer en el enviado de lo alto, porque piensan que el amor a la Ley
los va a salvar. Por eso sus palabras son vacías, y no aceptan el mensaje de
salvación.
Vale a los ojos de Dios, las buenas obras, y no puras
palabras, a veces
decimos sí, pero con buena intención, pero al final estamos diciendo no, por eso
solamente heredaran el reino de Dios, los que están llenos de obras buenas,
practicando la justicia divina, trabajando en su conversión, no creyéndose se
justo; y cuidado no digas que no tengo
tiempo, ahora es tu oportunidad y empieza a vivir tu vida como buen cristiano,
empieza a trabajar en la viña del Señor, convirtiéndote, llegando a ser buen
cristianos de corazón.
Pbro.
Salvador A. Carrasco Castro