sábado, 23 de septiembre de 2017

XXV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO A 2017

Posted by salvador on 9/23/2017 07:58:00 p.m. with No comments

LA BONDAD DE DIOS NO TIENE LIMITES

La bondad de Dios no tiene límites, quiere que todos se salven, nadie puede manipular a Dios, o tener su propio concepto de Dios, al decirle porque nos tratas igual que a los últimos; eso muchas veces sucede a los hombre y mujeres que se creen muy religiosos o piadosos, piensan que  tienen todo el derecho de alcanzar la salvación de Dios, como si la compraran por los méritos que han realizado y no los otros paganos que recién habían sido llamados, para trabajar en la viña.


El dueño de la viña, quiere que todos trabajen, unos empiezan a temprana edad; otros a media mañana, que son los adolescentes; otros a medio día, que son los jóvenes; otros a media tarde, que son los adultos; otros en la hora nona, que son los ancianos. Vio a unos que estaban sin trabajo en la plaza, los llamo para que trabajen en la viña, donde les dará lo convenido;  vio a otros después de media tarde, que estaban todo el día sin trabajar, diciéndoles nadie los ha contratado, y los envía a la viña para que trabajen; es decir los saca de una condición pecaminosa. Es una gracia de Dios, pues la conversión se da a cualquier edad, en el momento conveniente, como nos dice san Juan Crisóstomo. Tenemos el caso de San Pablo, que siendo adulto, Dios lo llamo, y de enemigo del pueblo de Dios, paso a ser anunciador de la buena noticia; y cuantos personaje bíblicos tenemos, que el Señor los ha llamado, para que trabajen en su viña, y también cuanto grandes santos que han sido llamados, como San Agustín, a los treinta años. Nunca es tarde, todos somos llamados a trabajar, en la viña del Señor, para alcanzar la salvación de Dios que es gratuita. Así Dios va formando el nuevo Israel; que también pueden ser jóvenes, mayores, adultos incluso personas de edad madura, para que trabajen en la viña del Señor, pues todos tendrán su recompensa.

La bondad de Dios, rompe toda clase de concepción de Dios, que nos hemos hecho,  por eso despierta la envidia de los fariseos y escribas, cuando se creen que tienen todo el derecho, de recibir su buena recompensa o paga, por los méritos que ellos han realizado; murmuran, se vuelven envidioso… es el peligro de algunos que se creen tan justo, que no es posible que se los iguale a los que en última hora han sido llamados a trabajar en la viña del Señor. Debemos alegrarnos de trabajar en la viña del Señor, ya sea a edad muy temprana, y que no deba haber envidia por los otros que a recién son llamado por el Señor.

                         Pbro. Salvador A. Carrasco Castro

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