¡TENER
FE, PARA DESCUBRIR A DIOS!
La gente de la tierra
natal de Jesús, se quedan admirados por su enseñanza, van a la sinagoga, Jesús es invitado para
enseñar, y se quedan maravillados por su enseñanza, están sorprendidos por una
gran sabiduría, pero esto les duro poco tiempo, porque se quedaron extrañados,
de lo que decía, y que no podían creer, lo que estaban viendo y escuchando, Jesús había alcanzado
popularidad, pienso que eso sabia ya la gente de Nazaret, y su propia familia.
Su mensaje de salvación,
no aceptan los paisanos,
al rechazar su mensaje, no alcanzaron la salvación de Dios,, pues su mensaje es
mensaje de salvación; descubrimos que hay dos principales motivos, por los que
no quieren creer, uno de ellos, es: que a Jesús ya lo conocen sus paisanos, es
hijo de María, y a sus hermanos lo conocemos,
desde muy pequeños y la vida que
paso a lado de su padre, por eso lo llamaron el artesano, hijo de María y sus
hermanos no lo conocemos; y el segundo motivo, porque no quieren creer, que
Jesús es Dios, porque de una familia muy pobre es muy difícil que surgiese una
figura, que sea Dios, estos estaban esperando que saldría de una familia rica,
o con grandes conocimientos de Dios; y
aún más, el fondo de todo ello, es que tienen un concepto de Dios a su manera o
a su capricho, es decir se van creando un dios a su medida y ello los enceguece
y no pueden descubrir a Dios en la humanidad de Cristo.
Jesús se extrañó por su incredulidad, por eso
no hizo muchos milagros, y
ahora sus propios paisanos, entrampados en la pregunta, que les resulta difícil
descubrir la divinidad de Dios escondida en su humanidad, porque no quisieron
mirar más allá, quedándose solo en el aspecto humano de Jesús. Por eso se habla
de un fracaso pastoral de Jesús, que su propia gente no acogió su mensaje, por
tanto Jesús dijo “nadie es profeta en su propia tierra” y esta es una verdad.
También hoy se mira con desconfianza a Jesucristo, a su iglesia y a sus
enseñanzas.
Todo cristiano, tiene que
anunciar siempre a Cristo Jesús, para que sea conocido, amado y anunciado, aunque no
lo acojan, no te desilusiones, puesto esto le paso a Pablo, a Ezequiel y al
mismo Jesús, que sus paisanos no supieron acoger su mensaje, porque les costaba
creer, que él era el Mesías. No debes de dejar de anunciar, sigue anunciando a
Jesús como el salvador del mundo.
Pbro.
Salvador Carrasco C.
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