sábado, 6 de agosto de 2016

DOMINGO XIX DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

Posted by salvador on 8/06/2016 10:40:00 p.m. with No comments
ESTAD VIGILANTES Y ESPERAR AL SEÑOR”

Ricos para Dios y no para el mundo, los ricos del mundo, son aquellos que se ahogan en sus riqueza, y han puesto su seguridad en  ellas; y los ricos para Dios, son aquellos que han puesto su confianza en el Señor, porque los bienes que obtienen lo ven como un don de Dios, y lo comparten con sus hermanos, los más necesitados. El único bien para ellos es Jesús y este es el pequeño  rebaño, a quien el Padre ha tenido a bien darles el reino.

Donde esta vuestro tesoro allí estará tu corazón, nos dice Jesús, si amas al dinero tendrás un corazón frio materialista interesado, un corazón de piedra y de metal mezquino, y codicioso; pero si pones tu corazón en Dios, tendrás un corazón tierno, servicial, cálido, sensible y esperaras para recibir tu premio,

Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar los encuentre despierto, para esto hay que tener ceñida la cintura y encendidas las lámpara, pues  no sabemos a qué hora vendrá el esposo,  y por tanto tenemos que estar en vigilia, es decir  despiertos, que el mundo no nos adormezca, con sus falsos valores, sus ruidos, imágenes, ideologías etc. que intentan hacernos caer en la idolatría, y no tener un esperanza en el Señor, sino en lo que ellos nos ofrecen; por eso hay que estar vigilantes y las lámparas encendidas,  para recibir al esposo, cuando venga en el momento, menos pensado, para que nos diga Dichosos a quienes nos encuentra haciendo algo bueno y mientras llega hacemos buen uso del tiempo que Dios nos da, poniendo los talentos al servicio de Dios y de la Iglesia,,

Somos peregrinos de la fe, porque marchamos a la patria verdadera y definitiva, gracias a un Dios bondadoso, omnipotente y siempre fiel,  que hace que no se apague esa luz, que es la fe en nuestras vidas, para que los siervos seamos buenos administrador de los tesoros que el Señor confió nos ha confiado;  sin dejar de ser peregrinos de la fe, esperando con ansia y con la certeza segura, de obtener el premio y no el castigo., como lo hicieron nuestros padres en la fe, como fue el caso de Moisés, Abrahán, que son modelos de fe y de esperanza.

                                        Pbro. Salvador A. Carrasco Castro  


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