sábado, 30 de julio de 2016

DOMINGO XVIII DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C 2016

Posted by salvador on 7/30/2016 10:32:00 p.m. with No comments
 HAY QUE SER: “RICOS PARA DIOS, Y NO RICOS PARA EL MUNDO”

En el mundo hay  personas que son muy ricas, este mundo marcado por el consumismo, por el materialismo, por el hedonismo, por el éxito en el mundo deportivo, comercial, intelectual, artístico...  han tenido la oportunidad de amasar tanta fortuna, se han llenado de tanto dinero y de bienes; son los que han triunfado en esta vida, supieron amasar y guardar su fortuna, para asegurar su futuro y tener una buena vida: descansa, come ,bebe, viaja por el mundo, y disfrutando todo  cuanto sea posible; el peligro de toda riqueza, hace que se vuelvan codiciosos y avaros; no ven la riqueza como un don de Dios, por eso no quieren compartir con los más necesitados, se han cerrado, no quieren ser ricos para Dios, pero si ricos para el mundo, se vuelven necios.

Han acumulado tanta fortuna, pero son otros los que disfrutarán, la abundancia entorpece el corazón y el alma; pues la persona que pone su confianza en la riqueza ha quedado vacío en su existencia, está enceguecido y adormecido, no sabe para quien amasa tanta fortuna, quiere tener más y más; y trabaja sin descansar, está sediento de tanta riqueza, que solo ha nacido para hacer o ganar mucho dinero, quedando  apegado y esclavizado a los bienes de este mundo y cuando muera nada cargará consigo mismo, siendo rico para el mundo y no rico para Dios ,serán otros los que disfrutarán de sus bienes, por codicioso y avaro.

“Guárdense de toda clase de codicia” dice Jesús, un hombre dentro de la multitud le pide a Jesús, que le resuelva el litigio de herencia que tiene con su hermano, diciéndole, que le dé parte de su herencia, para asegurar su futuro; pero Jesús rechaza ser juez, y aprovecha este momento diciendo: “Guárdense de toda clase de codicia”, añadiendo, "que por más rico que sea uno en este mundo, la vida no depende de los bienes". Las riquezas son temporales como nuestra vida, pues la vida que viene de Dios, no se puede comprar,  ni vender, ni asegurar la vida con tantos bienes.

Jesús nos da la respuesta, sean ricos para Dios, sabiendo compartir sus fortunas con los más necesitados, poniendo nuestra seguridad en Dios, como dice San Pablo, hay que aspirar los bienes de allá arriba y no los bienes de abajo, como ciudadanos de reino de los cielos, que consiste en saber compartir los bienes que recibes de lo alto, ya que la riqueza que obtienes, lo ve como un don de Dios, por eso uno será prudente cuando comparte con el que más lo necesita, y en este mundo, estará atesorando bienes en el cielo y estos bienes hacen que seas rico para Dios, y no rico para el mundo, donde Dios no te hará faltar nada.                  
                      
                                               Pbro. Salvador A. Carrasco Castro


"JUBILEO DE LA MISERICORDIA"

¡DIOS ES EL ÚNICO QUE PERDONA TUS PECADOS! SI ESTAS ARREPENTIDO.

1. Muchos cristianos, incluidos algunos católicos, dicen que solo debo confesar mis pecados ante Dios, y Dios me perdona, por eso no necesito decir o confesar mis pecados ante un hombre.
¿Será verdad aquello?
 Encontramos en las Sagradas Escrituras, que Dios quiere contar con el hombre, para hacernos llegar su perdón. Hay varias citas bíblicas en el Antiguo Testamento, solo ponemos algunas.

2. En el Antiguo testamento, ya está figurado el sacramento del Perdón.

 ¿Cómo?
1. En. Nm . 21,7-8  dice: “Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: -Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti, reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes. Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió.”…
Descubrimos que Dios cuenta con un hombre que es Moisés, que este intercede en favor de su pueblo para que no siga el castigo, y se sigan muriéndose muchos israelitas en el desierto. Por eso acuden a un hombre, pero este hombre es un siervo de Dios, no es cualquier persona.

2.   II Sam 12,13-14: “David dijo a Natán:  - ¡He pecado contra el Señor! Natán respondió:  - El Señor ya ha perdonado tu pecado, no morirás. Pero por haber despreciado al Señor con lo que has hecho, el hijo que te ha nacido morirá…
También nos demuestra que es el Señor quien perdona el pecado, y David, escucha este perdón de Dios por boca de un hombre que es un siervo de Dios, también no es cualquier persona.
3. En el Nuevo Testamento, es el mismo Hombre quien perdona el pecado. Este Hombre que es Jesús, el ungido de Dios, tiene poder para perdonar. El Sacramento del Perdón es una realidad.

¿De dónde viene el poder de perdonar los pecados?
1. Leemos en Lc 5,18-23: Unos hombres a un paralítico…lo descolgaron con la camilla poniéndolo en medio, delante de Jesús. Viendo su fe, Jesús le dijo: - Hombre, tus pecados te son perdonados. Los fariseos y letrados se ponen a discutir….Jesús, leyendo sus pensamientos, les respondió: - ¿Qué están pensando? ¿Qué es más fácil? ¿Decir: se te perdonan los pecados, o decir; levántate y camina? Pero para que sepan que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados. El poder viene de Dios,  y Jesús siendo hombre sin dejar de ser Dios, tiene ese poder.

¿A quién concede este poder de perdonar los pecados?
A todos los apóstoles  y a sus sucesores, pues el poder de perdonar los pecados, continua; así como en la la vida civil, se suceden unos a otros en el poder.
Leemos  Jn.  20,22: “Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: -“Reciban el Espíritu Santo. A quienes les perdonen los pecados les quedarán perdonados; a quienes se los retengan les quedarán retenidos”.  Jesús siendo hombre concede este poder de perdonar los pecados a todos los apóstoles, y este poder continua;  pero hay muchos que quieren sorprender, diciendo que este poder se acabó cuando murieron los apóstoles; más bien este poder continua, en sus sucesores, por eso los llama San Pablo a los siervos, embajadores de la reconciliación. (IICor5,18).

Difunde  urgentemente, para que todo creyente obtenga el perdón de sus pecados mediante el sacramento de la confesión, que allí se expresa la "Misericordia de Dios".      
        
                                Pbro. Salvador Carrasco Castro


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