domingo, 14 de agosto de 2016

DOMINGO XX DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C 2016

Posted by salvador on 8/14/2016 09:02:00 p.m. with No comments
“SU REINO, ES COMO UN FUEGO QUE NO TRAE PAZ, SINO DIVISIÓN.

Vine a prender fuego al mundo ¡y ojalá ya estuviera ardiendo!, el amor de Jesús por nosotros es fuego divino, que cambia, transforma y purifica a la persona de toda escoria de pecado, en el mundo que se mueve, sea familiar, social, económico, político, religioso, etc. cambia el interior del hombre; pero a muchos no les gusta, porque les conviene que sigan las cosas tal como están, no se dejan transformar por el fuego divino abrasador de su amor, quieren que todo siga igual, es decir que haya injusticia, engaño, explotación, muerte, etc. viviendo una falsa paz, quedando adormecidos; pero los que se han dejado transformar, por el fuego divino de su amor, han tomado postura por Jesús, y han rechazado lo que el mundo les  ofrecía.

Es necesario pasar por un bautismo, ¡y que angustia, hasta que se cumpla! los poderes reinantes en este mundo, no quieren que nada se cambie, por eso, rechazaron a Jesús,  que puso en peligro sus intereses, dándole muerte; ese es el bautismo que tenía que pasar Jesús por todos nosotros, al inaugurar su reino; y es el mismo bautismo que tenemos que pasar todos nosotros los que estamos comprometidos con Jesús y su reino, donde cada discípulo que ha optado por Jesús, debe ser signo de contradicción en este mundo; pero resulta, que muchas veces nos parcializamos, o hacemos algunos pases con los poderes de este mundo, hablando cosas muy bonitas y no queremos acabar como el maestro.

“Jesús ha venido a traer división y no paz”,  pareciera contradictorio sus expresiones, pues nos habla que ha traído la paz al mundo, pero ahora nos dice que no ha traído paz, sino división. El mundo nos ofrece una paz engañosa, como un equilibrio de fuerzas, como una aceptación de todo lo que hay incluso dentro de la familia, donde todos engañan y explotan…. Esa división se produce, por la  opción radical, que ha tomado todo bautizado en favor de Cristo, de manera que se producirá una ruptura con su familia, en su trabajo, etc. Porque ha asumido un modo de vida, convirtiéndose en testigo del evangelio, sabiendo los grandes riesgos que tiene que sucederle por optar por Jesús. El que no quiere correr el riesgo, es aquel que no quiere quemar su vida por la causa del reino. Pidamos a Dios, que nos ayude a ser consecuentes con su causa.
                                       
                                      Pbro. Salvador A. Carrasco Castro


0 comentarios:

Publicar un comentario