domingo, 2 de noviembre de 2014

CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS - Ciclo A - 2014

Posted by salvador on 11/02/2014 08:56:00 a.m. with No comments

  
  
¡JESÚS ASUME NUESTRA PROPIA MUERTE!...
  


La Realidad de la muerte, la asumió Jesús por todos nosotros, es dramática y también absurda, pues frustra todo proyecto humano, vemos nuestra debilidad y fragilidad y especialmente para el no creyente hace que pierda toda esperanza.


Para el cristiano la muerte es la puerta de entrada para ingresar a la gloria de Dios, desde que nacemos, estamos destinados a morir, pues llevamos en esta carne la pena del pecado que es la muerte. Quieras o no, todos vamos a morir, por eso Jesús siendo tan humano como nosotros se sometió a los límites de nuestra existencia, y “dando un fuerte grito espiró”…por tanto debemos prepararnos para asumir nuestra muerte, ya que nuestra vida esta oculta en Cristo…



La muerte no tiene la última palabra, desde el momento que Jesús se hizo hombre como nosotros, y al asumir nuestra condición humana, lo hace para liberar al hombre del temor de la muerte, pues al morir destruyo nuestra propia muerte; a pesar de ello seguimos teniendo miedo de morir, por eso maquillamos esa realidad misteriosa... Pero para nuestra alegría…, Jesús no está en la tumba así le dice el personaje vestido de blanco a las mujeres que fueron a la tumba..


La muerte asumida por Jesús, debe avivar toda esperanza, cuando las mujeres fueron al sepulcro, encontraron la piedra movida, y un personaje les dijo “No teman. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el Crucificado. Ha resucitado, no está aquí…”  La esperanza de todo cristiano que parte de este mundo muere con la esperanza de que algún día va a resucitar,  para gloria de Dios, esa es nuestra gran esperanza.


Hoy recordamos a nuestros seres queridos que han fallecido, aunque nos duele…la separación de los que hemos amado en este mundo; pero la fe, nos da esperanza, que algunos seres queridos, que están en el purgatorio, necesitan de nuestras oraciones y tenemos que hacerlo para limpiar con la potencia de nuestro amor, fundado en Cristo, cualquier imperfección que pueda impedirles gozar de la visión de Dios. Es en la Eucaristía donde fundamos nuestro amor por estas almas benditas.



                                             Pbro. Salvador A. Carrasco Castro

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