
JESÚS DICE: “QUE SE ACERCA SU LIBERACIÓN”
Con
el primer domingo de Adviento, empieza un nuevo año litúrgico, que comprende domingos y
termina el día 24 de diciembre. Nos invita a estar despiertos, vigilantes y
preparados, para la segunda venida de Jesucristo; y en segundo lugar, para
celebrar con alegría y, gozo, el gran acontecimiento del nacimiento del niño
Dios. Adviento es un tiempo para vivir una esperanza gozosa y alegre, a ejemplo
de la Santísima Virgen.

Jesús nos advierte y dice que hay tres
cosas que disipan esta esperanza y estas son: “el
libertinaje, rompiendo las buenas costumbres cristianas, preocupados por sus
cuerpos…; la embriaguez que hace que la persona este enajenado de la realidad;
y las preocupaciones de la vida, aquellos que continuamente se preocupan en
tener más y más encandilados por el espejismo del consumismo, materialismo,
hedonismo y del “relativismo, donde todo vale”. Cristo es claro: todo lo
mencionado puede atontarnos, dispersarnos, distraernos y como dice el Papa
Francisco: “Nos adormece”, hasta un punto en que ya no reconocemos ni la
presencia de sus bendiciones, ni la promesa de su salvación. Para quienes
llegan a este estado, el retorno de Cristo será como una
"trampa." Sobre estos vendrá ese Día que será como un lazo
y quedarán atrapados.
Jesús
nos dice que estemos siempre vigilantes y
que debemos orar en todo tiempo, no seamos pesimistas, que rompamos con el
mundo, es decir aquello que nos disipa y enajena; revisar nuestra
historia, si estamos creciendo en fe y espiritualmente. Mirando siempre
adelante, a un futuro mejor.
La
Iglesia nos invita que en este tiempo de Adviento debe ser un tiempo de amor, silencio, espera gozosa
y alegré, de penitencia y sobriedad en
el uso de los bienes de este mundo, para que no nos distraigan, con su
engañador brillo y se vuelva pesado nuestro corazón. Es tiempo de oración
continua, y de la lectura de la palabra de Dios.
Pbro. Salvador A. Carrasco
Castro
0 comentarios:
Publicar un comentario