¡UN PROFETA GRITA EN EL
DESIERTO: "¡PREPAREN EL CAMINO DEL SEÑOR!”
Juan el Bautista, es el último del profeta
del Antiguo Testamento, que recibe la palabra de Dios, para cumplir una obra. Esta
palabra no lo reciben los poderosos, como Tiberio, ni otras autoridades, como
Pilato, ni el Sumo sacerdote Caifás. Dios dirige su palabra a la gente
sencilla, como es el caso de Juan Bautista que habita en el desierto. Nosotros
tenemos que alejarnos de los bullicios de este mundo, que nos llenan de ruidos
e imágenes fantasiosas, con sus propagandas navideñas, que nos enceguecen y
ensordecen. Para acoger la palabra de Dios, como lo acogio Juan el el desierto;
y también lo acogió la Virgen María, mujer de esperanza.
Su misión: “Preparen el camino del Señor”, Juan Bautista recorre la región
del Jordán, predicando un bautismo de conversión, para el perdón de los
pecados. Predica la conversión del pecador, pidiendo
un cambio radical de nuestra vida. Convertirse, significa en el lenguaje
hebreo, “volver”, es decir tener un cambio de pensamiento, de actitudes, y
de sentimientos y deseos; es decir, es volver nuestra mirada a Dios, dejar
esa vida pecaminosa, para empezar algo nuevo, es dejar todos los vicios que nos
anclan en este mundo. En el desierto hay silencio, donde podemos encontrarnos
con la verdad, que nos ayudará muchísimo, a romper ese anclaje con el mundo
materialista, consumista, hedonista y engañoso; por eso es necesario ser un
desertor, de esta realidad que es engañosa, que nos da valores falsos, que pone
todo por encima de Dios; este gran profeta desde el desierto nos invita a la
conversión.
Preparen el camino del Señor, y vivir conforme a lo
que predica, Juan es el primero que anuncia la llegada del
reino de Dios, es el que espera al esperado; por eso nos menciona a Isaías:
“Una voz grita en el desierto” Preparen el camino del Señor, allanar los montes
y las colinas, para la venida del Señor. Debemos deshacernos de todo abismo de
odio, de riqueza, de injusticia, de violencia… que nos impide acercarnos
a Dios y al hermano; es nuestra tarea de acortar toda brecha de desigualdades,
sean políticas, sociales, económicas, culturales, religiosas…y toda clase
de odios y enemistades, para poder estar preparados, para su pronta venida y
celebrar con gozo y alegría la fiesta del Amor.
Pbro.
Salvador A. Carrasco Castro
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