¡EL DOMINGO DE LA ALEGRÍA!
El tercer domingo
de adviento, es conocido como el domingo “GAUDETE” o de la alegría, las lecturas nos hablan de
la alegría, como nos recuerda San Pablo: Estad siempre alegres…” Tened siempre
presente que Dios custodiara nuestras mentes y corazones. Los enemigos de la
alegría son la amargura y la envidia, por eso tenemos que pedir a Dios que
aleje de nosotros todo tipo de amargura y de envidia, para no caer en
tristezas.
¿Por qué
debemos alegrarnos? Son varias las razones, he aquí la respuesta
de Dios al pueblo de Israel: “Alégrate y gózate de todo corazón, porque el
Señor ha cancelado tu condena y ha arrancado de raíz todo
mal, ha expulsado a tus enemigos. Renueva su amor, se complace en ti, te
ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta". Dios está en
medio de ti, su presencia divina de poder y salvación nos libra de todo miedo.
Hoy se hace presente en medio de tu vida, para liberarnos de todas las falsas
seguridades que el mundo nos da y que nos genera siempre miedo y temores.
Le preguntan a
Juan: "¿Qué debemos hacer?”, el evangelio de la alegría se dirige a todos, la
palabra de Dios llego al corazón de todos sus oyentes, por eso se
arrepienten y se convierten, dejando atrás sus vidas pecaminosas, y ahora
se hacen la pregunta: ¿qué debemos hacer?
Juan no te pide que los sigas, por
eso dice al gentío, que vivían en el error, y desconocían lo que tenían que
hacer; a la gente le dice, que compartan sus ropas y alimentos con el que no
tiene; el que se dedica a los negocios, o al publicano que no
robe, no engañe, sino que ofrezca la posibilidad de que todos los que trabajan
puedan tener lo necesario para vivir en dignidad; al soldado
o policía, que no sea violento, ni reprima, que no amenace … Hay otra alegría, que es la alegría del
Señor, que nos dice que hay más alegría cuando se da sin esperar recompensa, que
cuando se recibe” esa alegría, que nos anima a mirar e ir siempre hacia
adelante, como la Virgen María que el ángel le dijo “Alégrate la llena de
gracia”. La alegría de Juan de ser servidor, la alegría que espera al esperado. Juan
dice a la gente que hay uno que es más poderoso que él, y no se siente digno
de desatarle la correa de su sandalia, porque pensaban que era el Mesías, por
eso dijo:
«Yo
os bautizo con agua; pero … «Él os bautizará en Espíritu Santo y
fuego». Bautismo
que purifica, salva, santifica. Bautismo, es decir, la vida sacramental
por la que Jesucristo está presente y actúa en la vida de los
hombres y nos hace caminar hacia adelante; y vivamos la alegría de ser
buenos cristianos, la gracia de ser sus hijos de Dios, para que seamos herederos
del reino de Dios.
Pbro.
Salvador A. Carrasco Castro
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