“ESTAD VIGILANTES Y ESPERAR
AL SEÑOR”
Ricos para Dios y
no para el mundo, los
ricos del mundo, son aquellos que se ahogan en sus riquezas, y han puesto su
seguridad en ellas; y los ricos para
Dios, son aquellos que han puesto su confianza en el Señor, porque los bienes
que obtienen, lo ven como un don de Dios, y lo comparten con sus hermanos, los
más necesitados. El único bien para ellos es Jesús y este es el pequeño rebaño, a quien el Padre ha tenido a bien
darles el reino, porque han empezado a vivir los valores del reino.
Donde esta vuestro tesoro
allí estará tu corazón,
nos dice Jesús, si amas al dinero tendrás un corazón frió materialista
interesado, un corazón de piedra y de metal mezquino, y codicioso; pero si
pones tu corazón en Dios, tendrás un corazón tierno, servicial, cálido,
sensible y esperaras para recibir tu premio.
Dichosos los criados a quienes
el señor, al llegar los encuentre despierto, para esto hay que tener ceñida la cintura, es decir estar pronto a caminar y ha servir al que más lo necesita; y
encendidas las lámparas, que nos pide mantenerse despiertos y vigilantes, pues no
sabemos a qué hora vendrá el esposo, que si nos encuentra despiertos se pondrá a servir. Tenemos que estar en vigilia, es decir despiertos, que el mundo no nos adormezca, con
sus falsos valores, sus ruidos, imágenes, ideologías etc. que intentan hacernos
caer en la idolatría, y no tener una esperanza en el Señor, sino en lo que ellos
nos ofrecen; por eso hay que estar vigilantes y despiertos. Haciendo buen uso de nuestra tiempo que el Señor nos da, como le dice a Pedro, que tiene que ser un fiel administrador, para cuando él venga, en el
momento menos pensado, nos diga Dichosos a quienes han sido fieles administradores y solícitos, de lo que se les ha confiado, poniendo los talentos al servicio de Dios y de la Iglesia,,
Somos peregrinos de la
fe, porque marchamos a
la patria verdadera y definitiva, gracias a un Dios bondadoso, omnipotente y
siempre fiel, que hace que no se apague
esa luz, que es la fe en nuestras vidas, para que los siervos seamos buenos
administrador de los tesoros que el Señor confió nos ha confiado; sin dejar de ser peregrinos de la fe, esperando
con ansia y con la certeza segura, de obtener el premio y no el castigo., como
lo hicieron nuestros padres en la fe, como fue el caso de Moisés, Abrahán, que son
modelos de fe y de esperanza. Debéis estar dispuesto ha hacer siempre buen uso del tiempo que el Señor te da en este mundo como peregrino de la fe.
Pbro. Salvador A. Carrasco Castro
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