“CAMBIAR EL CORAZÓN Y EVITAR
LA DOBLEZ DE VIDA”
¡Hipócritas! : Este pueblo me honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí”, profetizó Isaías. Se escucha siempre cuidemos la
imagen institucional, eso suena a hipocresía; tomando algunas actitudes farisaicas,
como poniéndose una máscara, o un nuevo ropaje, dando la apariencia de ser los
mejores en todo sentido, pero tarde o temprano la gente sencilla se da cuenta
del engaño que ha sido objeto. Los cristianos, no nos libramos de dicha hipocresía
farisaica y escribana, que nos aleja del evangelio, para vivir solamente de
puros ritos vacíos, de pura apariencia, cuidando siempre nuestra imagen, pero
teniendo el corazón lejos de Dios, por eso la Iglesia pide perdón, porque
algunos han vivido alejados del evangelio, del amor a Dios, han caído en el egoísmo…
haciendo mucho daño a la gente… Pidamos a Jesús que nos ayude a ser siempre sinceros, transparentes,
sencillos, teniendo un corazón misericordioso, ayudando, perdonando, sanando…
de manera desinteresada.
Los escribas y fariseos se olvidaron de lo esencial, no queren cambiar su corazón, para ellos lo más importantes es cumplir o aferrarse
a las tradiciones de los hombres, como el lavarse las manos, incluso, lavar los
vasos… esto también nos sucede a los cristianos cuando celebramos una fiesta... dan mucha importancia a los
castillos, a toda clase de adornos que debemos poner, preocupados en que nos
tienen que regalar algo, para que la fiesta sea de lo mejor,…
pero se olvidan de lo esencial, como preocuparse en conocer a Jesús, en
confesarse bien para estar reconciliados con Dios y con el prójimo, en recibir
la sagrada comunión, en evangelizar, en orar, en
meditar y vivir la palabra de Dios, realizar obras de caridad… pero muchas veces damos mas importancia a lo secundario y no a lo esencial, en
resumen cumplir y vivir los mandamientos de Dios que son inmutables, y es la sabiduría de Dios.
“…Lo
que sale del corazón, eso contamina al hombre”. Nada que entre de fuera puede hacer al hombre
impuro; con eso Jesus nos dice que los alimentos no son impuros; lo que sale de dentro eso hace impuro al hombre, pues en el corazón radican
los malos pensamientos, los malos deseos, los malos propósitos, … que, al salir
del corazón, hacen impuro al hombre. Toda esa malicia hace daño al prójimo, y uno
se daña así mismo, uno mismo se deshumaniza, y muchas veces se animaliza, por
no tomar conciencia del mal que ha producido.
Jesús quiere que nuestra vida cristiana sea sin
doblez, pues en su vida pública dijo a un apóstol ahí tenéis a
un hombre sin doblez; eso es lo que Dios quiere de cada uno de nosotros, que no
tengamos doble vida, que vivamos nuestra fe de manera radical, tratando de no
fallarle al Señor, pues con su ayuda será todo posible, solo no podemos,
siempre necesitamos de su ayuda, pues el mismo Jesús nos lo ha enseñado, cueste
lo que cueste.
Pbro. Salvador A.
Carrasco Castro
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