UNA COSA ES NECESARIA: “ESCUCHAR A DIOS”
El
Buen Samaritano visita la casa de Marta, y le dan hospitalidad y acogida las
hermanas de Lázaro, pues para los judíos acoger a un huésped era sagrado, cuando acogeremos a
Jesús en nuestro hogar, ya es tiempo acoger a un digno huésped, que es el Buen
Samaritano, que quiere ingresar a tu hogar;
todo ello nos invita a que tenemos que ser acogedores y hospitalarios
con nuestros enfermos, con los pobres y marginados de la sociedad.


Es importante integrar las dos actitudes ante Jesús
por un lado estar siempre atento a su palabra, meditarla, estar en profunda
oración con Dios, y segundo poner en practica la palabra de Dios es decir
hacerla vida en nuestra vida, ejerciendo la caridad con el prójimo.
Pbro. Salvador A. Carrasco C.
"JUBILEO
DE LA MISERICORDIA"
El
Pecado Mortal:
El pecado mortal, es en esencia un “No” rotundo a Dios.
Como nos dice San Agustín, es un amor a las criaturas y una aversión o rechazo
a Dios. Es una ofensa a Dios.
Tenemos que saber qué es lo que produce en nosotros un solo pecado
mortal, que es nuestro gran enemigo, porque se pone en juego nuestro destino
final: "salvado" o "condenado".
Recuerda, que todo el que ofende a Dios, es culpable, y no hay excusa, y como culpable merece el castigo o es reo de ser condenado o de ser sentenciado, si te arrepientes Dios te perdona. Pero en el mundo civil, tendrás que aceptar la sentencia dictada por el Juez, mientras que en la vida cristiana, Dios te perdona de verdad, si es que te arrepientes, pues él es un Juez misericordioso, que te perdona.
¿Cuáles son los principales efectos
que causa en el alma un solo pecado mortal voluntariamente cometido?
Son:
1.
Pérdida de la gracia
santificante que hacía el alma pura, santa e hija adoptiva de Dios y heredera
de la Vida eterna.
2.
Pérdida de las virtudes
infusas (caridad, prudencia, justicia, fortaleza, templanza) y de los dones del
Espíritu Santo que constituyen un tesoro divino, infinitamente superior a todas
las riquezas materiales de la creación entera.
3.
Pérdida de la presencia
amorosa de la Santísima Trinidad en el alma; arroja a Dios del alma, el cual se
convierte en morada y templo de Satanás.
4. Pérdida de todos los méritos adquiridos (mediante las buenas
obras) en toda su vida pasada.
5.
Hay una feísima mancha en
el alma, que la deja tenebrosa y horrible a los ojos de Dios, como un “cáncer
maligno”. “El pecado, dice San Juan Crisóstomo, deja el alma tan leprosa y
manchada que mil fuentes de agua no son capaces de lavarla”.
6.
Es esclavo de Satanás. El
que está en el pecado mortal es esclavo de Satanás “que es príncipe de los
pecadores”, dice San Agustín.
7.
Hay un aumento de las
malas inclinaciones. El pecador está debilitado y no puede fácilmente resistir
contra el mal, le cuesta mucho trabajo hacer el bien.
8.
Se tiene un remordimiento
e inquietud de conciencia, el que está en pecado mortal no tiene tranquilidad y
paz en su alma, ni en su familia y trabajo.
9.
Menosprecia y rechaza el
amor de Dios, que en Cristo nos ha sido ofrecido cuando llamo a sus discípulos
amigos y no siervos.
10. Cae en la mayor desgracia el alma redimida por Jesucristo,
por eso hace al hombre pecador “hijos de la ira” (Ef 2,3) y enemigos de Dios.
11. Es merecedor de la pena eterna. El pecado mortal es el
infierno en potencia, es decir, el que está en pecado mortal, puede en
cualquier momento caer en el infierno para siempre.
Pbro. Salvador A. Carrasco Castro.
Ayuda a difundir para nuestro bien, y así seamos todos advertidos, para que no pongamos en juego nuestra salvación.
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