sábado, 22 de octubre de 2016

DOMINGO XXX TIEMPO ORDINARIO CICLO C 2016

Posted by salvador on 10/22/2016 10:38:00 p.m. with No comments




















    ¡EL PECADOR, QUEDO JUSTIFICADO!

Jesús nos da una nueva enseñanza sobre la oración, como debemos orar, sin resaltar lo que somos, sino reconociendo con sinceridad y humildad, que somos pecadores. Por eso nos narra la siguiente parábola, del fariseo y del publicano.

Cuando ora el fariseo, se cree justo, empieza agradecer a Dios, no lo ve como una bondad de Dios, lo malo es que se autocomplace a sí mismo, al decir, en su corazón, que “yo no soy” como los demás, borracho, adultero, ladrón, y otras cosas más, ni como ese publicano, que es vividor, engañador, usurero y traidor a su patria, al ponerse al servicio del Imperio Romano. Su soberbia, hace que desprecie al pecador, porque se cree que es justo. Es orgulloso, al decir que “yo doy mi diezmo”, “yo ayuno dos veces por semana”. Es vanidoso, porque se cree que esta ya salvado por tener una santidad prefabricada. También puede pasarnos a nosotros que formamos una comunidad, de creernos los buenos y los otros los pecadores que ya no tiene solución, , esa ha sido la tentación del fariseo, y también puede ser la nuestra, cuando juzgamos a los demás, y nos creemos ya convertidos, prefabricando una falsa santidad.

Cuando ora el pecador publicano, no se atreve a levantar la cabeza al cielo, tiene vergüenza de sí mismo, su vida está destrozada, es rechazado por los que se creen santos, ha fallado a su Hacedor, es un pecador, y se reconoce como tal, por eso se golpea el pecho, y desde su corazón pide compasión a Dios, pues ve su miseria humana, y dice: ¡Oh Dios! Ten compasión de mí que soy un pecador”.

El pecador publicano quedó justificado, porque reconoció con humildad sus pecados, y su condición de pecador, pero no perdono al fariseo, por su orgullo soberbia, vanidad, pues siempre justificarse a costa de los demás, creyéndose ser el bueno. Eso nos pasa muchas veces.



                                                Pbro. Salvador A. Carrasco

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