viernes, 28 de octubre de 2016

DOMINGO XXXI DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C 2016

Posted by salvador on 10/28/2016 10:45:00 p.m. with No comments




¡HOY HA LLEGADO LA SALVACIÓN 

 ESTA CASA!



Zaqueo es un caso perdido, así pensaban los judíos que seguían a Jesús que se dirigía a Jerusalén por Jericó; sabían que Zaqueo era jefe de publicanos, un traidor, aliado con el Imperio Romano, tenía una posición económica muy solvente, se enriquecía porque engañaba y robaba, así nos dice el mismo, cuando se convierte. Es un hombre repudiado, despreciado, odiado y marginado por el sistema religioso y social, por ser un pecador público, es un caso perdido, pero no para Dios. Muchas veces vemos y calificamos a nuestros jóvenes como casos perdidos, que no pueden salir de su situación viciosa que tienen y otras cosas más, es imposible de que se salven.
 
Zaqueo desea ver a Jesús, pero por su baja estatura y por tener tanta riqueza que lo ahogan y la misma gente que lo odia, no puede ver a Jesús; esto nos puede suceder a uno de nosotros, por estar sedientos de tanta riqueza, nos puede dificultar verlo.  Este hombre no ha perdido el deseo de ver a Jesús, movido aparentemente por la curiosidad, pero, en lo más profundo de su ser es movido por el amor de Dios que lo conducía, intenta ver a Jesús. Se adelanta y se sube a un árbol, para ver desde allí el paso de Jesús.

Jesús mira con misericordia a Zaqueo, no lo juzga ni lo condena, como lo hacen los judíos; sino le da una mirada acogedora, llena de bondad y de misericordia, que toca el corazón de este pobre hombre pecador, Jesús le dice: “Zaqueo baja enseguida que hoy tengo que alojarme en tu casa”. Grande sería su sorpresa, al oír la voz de Jesús, que no lo condena, sino lo llama por su nombre, invitándole a bajar del árbol para ir a su casa a comer juntos. ¡Qué alegría la de Zaqueo! Sólo quería ver al Señor y el Señor le bendice abundantemente al hacerse su huésped. ¡Qué misericordia tan grande la de Jesús!. La bondad y el amor de Jesús, transformará el corazón de Zaqueo, que estaba atrapado por la ambición y codicia, pero es sanado.

"Hoy ha llegado la salvación a esta casa”, Jesús vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido; para los judíos, Zaqueo es un gran pecador, es imposible que pueda salvarse; el pecador está necesitado de salvación. Zaqueo al acoger a Jesús en su casa, la palabra de Dios lo transforma, y se convierte, demostrando con hechos concretos y al ponerse en pie le dice a Jesús: “Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más. Por eso el Señor dice: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa”. La salvación de Jesús comienza a experimentarse cuando la persona comienza a romper con lo que le impide la libertad y comienza a ser libre para amar a Dios y a los demás. Zaqueo dejó atrás su avaricia y codicia y da paso en su alma a la justicia y la solidaridad, no solo él sino toda su familia, logran salvarse, por eso dice Jesús: Hoy ha llegado la salvación a esta casa.

Dejemos que Jesús ingrese en nuestros corazones, pues su palabra, renueva nuestras vidas, y hace que cambiemos, y entremos por ese proceso de conversión como Zaqueo, Jesús te dice, baja, vengo alojarme en tu casa, ÉL quiere salvar a toda tu familia. Tú y tu familia son importantes para Dios, por eso quiere la salvación de toda tu hogar.

Pbro. Salvador A. Carrasco Castro



DOMINGO XXXI DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C 2016

Posted by salvador on 10/28/2016 10:45:00 p.m. with No comments




¡HOY HA LLEGADO LA SALVACIÓN 

 ESTA CASA!



Zaqueo es un caso perdido, así pensaban los judíos que seguían a Jesús que se dirigía a Jerusalén por Jericó; sabían que Zaqueo es jefe de publicanos, un traidor, aliado con el Imperio Romano, tenía una posición económica muy solvente, se enriquecía porque engañaba y robaba, así nos dice el mismo, cuando se convierte. Es un hombre, repudiado, despreciado, odiado y marginado por el sistema religioso y social, por ser un pecador público, es un caso perdido, pero no para Dios. Muchas veces vemos y calificamos a nuestros jóvenes como casos perdidos, que no pueden salir de su situación viciosa que tienen y otras cosas más, es imposible de que se salven.
 
Zaqueo desea ver a Jesús, pero por su baja estatura, por tener tanta riqueza que lo ahogan y la misma gente que lo odia, no puede ver a Jesús; esto nos puede suceder a uno de nosotros, por estar sedientos de tanta riqueza, nos puede dificultar ver a Jesús.  Este hombre no ha perdido el deseo de ver a Jesús, movido aparentemente por la curiosidad, pero, en lo más profundo de su ser movido por el amor de Dios que lo conducía, intenta ver a Jesús. Se adelanta y se sube a un Sicomoro, para ver desde allí el paso de Jesús.

Jesús mira con misericordia a Zaqueo, no lo juzga ni condena, como los demás judíos; sino le da una mirada acogedora, llena de bondad y de misericordia, que toca el corazón de este pobre hombre pecador, que Jesús le dice: “Zaqueo baja enseguida que hoy tengo que alojarme en tu casa”. Grande sería su sorpresa, al oír la voz de Jesús, que no lo condena, sino lo llama por su nombre, invitándole a bajar del árbol para ir a su casa a comer juntos. ¡Qué alegría la de Zaqueo! Solo quería ver al Señor y el Señor le bendice abundantemente al hacerse su huésped. ¡Qué bondad misericordia tan grande la de Jesús!. La bondad y el amor de Jesús transformará el corazón de Zaqueo, que estaba atrapado por la ambici6n y codicia, pero es sanado.

"Hoy ha llegado la salvación a esta casa”, Jesús vino “A buscar y a salvar lo que estaba perdido”, para los judíos, Zaqueo un gran pecador, es imposible que pueda salvarse, el pecador está necesitado de salvación. Zaqueo al acoger a Jesús en su casa. La palabra de Dios lo transforma, y se convierte, demostrando con hechos concretos al ponerse de pie le dice a Jesús: “Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más. Por eso el Señor dice: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa”. La salvación de Jesús comienza a experimentarse cuando la persona comienza a romper con lo que le impide la libertad y comienza a ser libre para amar a Dios y a los demás. Zaqueo dej6 atrás su avaricia y codicia y da paso en su alma a la justicia y la solidaridad, no solo él sino toda su familia, logran salvarse, por eso dice Jesús hoy ha llegado la salvación a esta casa.

Dejemos que Jesús ingrese en nuestros corazones, pues su palabra, renueva nuestros corazones, y hace que cambiemos, y entremos por ese proceso de conversión como Zaqueo, Jesús te dice, hoy baja, vengo alojarme en tu casa, quiere salvar a toda tu familia. Tú y tu familia son importantes para Dios, por eso quiere la salvación de toda tu familia.

Pbro. Salvador A. Carrasco Castro



sábado, 22 de octubre de 2016

DOMINGO XXX TIEMPO ORDINARIO CICLO C 2016

Posted by salvador on 10/22/2016 10:38:00 p.m. with No comments




















    ¡EL PECADOR, QUEDO JUSTIFICADO!

Jesús nos da una nueva enseñanza sobre la oración, como debemos orar, sin resaltar lo que somos, sino reconociendo con sinceridad y humildad, que somos pecadores. Por eso nos narra la siguiente parábola, del fariseo y del publicano.

Cuando ora el fariseo, se cree justo, empieza agradecer a Dios, no lo ve como una bondad de Dios, lo malo es que se autocomplace a sí mismo, al decir, en su corazón, que “yo no soy” como los demás, borracho, adultero, ladrón, y otras cosas más, ni como ese publicano, que es vividor, engañador, usurero y traidor a su patria, al ponerse al servicio del Imperio Romano. Su soberbia, hace que desprecie al pecador, porque se cree que es justo. Es orgulloso, al decir que “yo doy mi diezmo”, “yo ayuno dos veces por semana”. Es vanidoso, porque se cree que esta ya salvado por tener una santidad prefabricada. También puede pasarnos a nosotros que formamos una comunidad, de creernos los buenos y los otros los pecadores que ya no tiene solución, , esa ha sido la tentación del fariseo, y también puede ser la nuestra, cuando juzgamos a los demás, y nos creemos ya convertidos, prefabricando una falsa santidad.

Cuando ora el pecador publicano, no se atreve a levantar la cabeza al cielo, tiene vergüenza de sí mismo, su vida está destrozada, es rechazado por los que se creen santos, ha fallado a su Hacedor, es un pecador, y se reconoce como tal, por eso se golpea el pecho, y desde su corazón pide compasión a Dios, pues ve su miseria humana, y dice: ¡Oh Dios! Ten compasión de mí que soy un pecador”.

El pecador publicano quedó justificado, porque reconoció con humildad sus pecados, y su condición de pecador, pero no perdono al fariseo, por su orgullo soberbia, vanidad, pues siempre justificarse a costa de los demás, creyéndose ser el bueno. Eso nos pasa muchas veces.



                                                Pbro. Salvador A. Carrasco

sábado, 15 de octubre de 2016

DOMINGO XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO 2016

Posted by salvador on 10/15/2016 01:09:00 p.m. with No comments
¡ORAR CON PERSEVERANCIA!


Momentos difíciles, nos describe Jesús, una realidad, donde hay opresores y oprimidos, donde existe un juez, que no teme a Dios, ni le importa las injusticias que se comete contra el hombre; por eso el pobre, el  oprimido, claman su grito, continuo hacia el cielo, esperando que Dios lo escuche, y llegue la justicia divina.

Jesús nos pide orar con perseverancia, sin desanimarse, sin desfallecer, por eso nos relata la parábola de la viuda y el juez injusto, ella continuamente fastidia a este juez malo, que no teme a Dios ni respeta al hombre, y es corrupto, ojala que no hubiera jueces corruptos, pero sabemos que los hay, a pesar de ello, la viuda, (indefensa, sin apoyo) insiste, fastidia,  y es inoportuna, rompe toda clase de cortesía, persevera,  no se desanima, no desfallece; es decir se la está jugando, pues quiere que le hagan justicia, y el juez, por temor a recibir unos golpes de esta mujer viuda, y para que no le siga fastidiando, le hace justicia; ha logrado conseguir que se le haga justicia. Podemos orar constantemente y perseverando como está la fe de esta viuda, que logró su objetivo, fue atendida.

La viuda es la mujer abandonada, sin apoyo, desprotegida  dependiente totalmente de Dios, también los niños huérfanos, los pobres, son los que no pierden la esperanza, y Jesús nos revela que hay perseverar y ser constantes, y tener la fe firme; que a pesar de tantos, sufrimientos y adversidades de  la vida, no dejemos de orar con perseverancia, y tener la esperanza de que llegara la justicia divina de Dios.



¿Habrá fe, cuando Dios venga?, es una pregunta, que nos hace pensar si tendremos fe, pues lo mal con toda clase de injusticias no desaparece. Habremos perdido la fe, pues parece que el mal nos está ganándonos… Jesús ya nos advierte, y quiere que no perdamos la fe, ya que él quiere siempre nuestro bien.

Pbro. Salvador A. Carrasco Castro


sábado, 8 de octubre de 2016

DOMINGO XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO - C

Posted by salvador on 10/08/2016 10:01:00 p.m. with No comments
¡TU FE, TE HA SALVADO!

Los leprosos, son seres humanos, que están muertos para la sociedad, marginados por su comunidad, por su pueblo, no pueden participar de los cultos y sacrificios; están aislados, por ser impuros, contaminados y contaminantes, que sólo esperan la muerte. Uno de ellos, que es un samaritano, esta con lepra, es doblemente  marginado por su religión y por su enfermedad.


Los diez leprosos, se solidarizan entre sí, están juntos por tener la misma enfermedad,  ahora no están separados por sus creencias, ni por su razón social, están desamparados de la sociedad, etc. La misma enfermedad que todos padecen, (todos padecen la lepra del pecado) hacen que estén juntos, son solidarios, conscientes de sus limitaciones que les causa la lepra, este pecado que nos afecta, y daña; ellos al saber que Jesús está cruzando la frontera entre Galilea y Samaria, para entrar a un pueblo, camino a Jerusalén, los leprosos tienen su única oportunidad y manteniendo la distancia, suplican a gritos al maestro, diciendo: “Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros”.

Dios Misericordioso, se compadece de los diez leprosos, que simbolizan a todos los pecadores, acá Jesús no se acerca a ellos, simplemente les ordena diciendo: “Vayan y preséntense a los sacerdotes”.  Ellos obedecieron porque tenían fe, y mientras se dirigían hacia los sacerdotes, se sanaron los diez, como nos dice el libro del levítico, para ser reconocidos que estaban limpios y puedan integrarse a su comunidad. Solo uno de ellos regresa hacia Jesús.
 
El samaritano, al verse sanado, volvió a Jesús que es la fuente de todo don y  le dio gracias; reconoce,  que es el poder de Dios quien lo ha sanado, vuelve a la fuente de todo don(regalo), que es Jesús,  y entra en un camino de conversión, por eso alaba, glorifica y se arrodilla ante Él,  para agradecerle por la sanación que ha experimentado en su carne. Cuantos nos hemos olvidado de agradecer a Dios por todos los beneficios que Dios nos ha concedido y nos sigue concediendo; no tenemos que ser ingratos, pues la gratitud, nos hace mucho bien, por eso Jesús le dice al samaritano: "Levántate, “tú fe te ha salvado.

“Tu fe te ha salvado”,  por agradecer a Dios, obtiene la salvación integral, y Jesús le pregunta: ¿dónde están los otros nueve?, ¿no eran diez los sanados?, por eso Jesús le dice al samaritano, levántate tu fe te ha salvado, alcanzando la salvación del alma y del cuerpo. Mientras los otros nueve no han logrado la salvación integral, pues ha vuelto a su misma vida de antes, a lo que eran antes, pensando que tenían todo el derecho de ser sanados, pues se han sanado, pero su vida es la misma, sigue igual, no han cambiado en nada, por eso solo obtuvieron la sanación del cuerpo. 


                                                         Pbro. Salvador A. Carrasco Castro

sábado, 1 de octubre de 2016

DOMINGO XXVII DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C 2016

Posted by salvador on 10/01/2016 10:48:00 p.m. with No comments
   SEÑOR: "AUMÉNTANOS LA FE"



El peligro de perder la fe, los apóstoles estaban confundidos, ya que el domingo pasado, no pueden concebir porque el rico no se salva, si su riqueza es una bendición de Dios, pero el pobre si se salva y está en el seno de Abraham, sabiendo que el pobre padece de necesidad porque ha pecado; también la exigencia de perdonar al que te ha ofendido, que es muy dificil de perdonarlo, etc. También como nos dice el profeta Habacuc, frente a tanta amenaza externa, y situaciones adversas dentro del reino como son las injusticias, la explotaciones, engaños, etc.. ¿Cuándo va actuar Dios? Ahora, sigue teniendo actualidad, esta lectura, porque también hay, en nuestros días, tanto crimen, robos, secuestros, organizaciones criminales, injusticias, etc. Uno se pregunta cómo el profeta Habacuc ¿Por qué me permites ver tanta violencia,…? frente a esto uno puede perder la fe en el Señor, por eso le piden a Jesús:

“Auméntanos la fe”. Jesús les dice: “Si ustedes tuvieran fe como un granito de mostaza…” seria formidable, ya que la semilla de mostaza, es tan pequeña, de todas las semillas;  acá lo importante es si “tuvieran fe”, la fe es un regalo de Dios, es la respuesta del hombe hacia Dios, no solo es un asentimiento intelectual, sino también es la confianza plena en Dios, es una fuerza vital, que nos ayuda a vivir en la verdad, frente a tanta adversidad y dificultades que tienen los discípulos, y ante las novedades que nos enseña Jesús que rompe todo esquema, hay que confiar plenamente en él. Teniendo esta fe tan pequeña como la de un granito de mostaza Jesús sigue diciendo:

Dirían al árbol “Arráncate de raíz, y plántate en el mar” inmediatamente sucedería, esa es la fuerza de la fe, por más raíces profundas que tenga el árbol será arrancado. Con ello nos indica que la vida de fe de un cristiano es un camino, que poco a poco tiene que crecer en la fe, ya que Dios nos ha salvado arrancándonos del mal, para empezar una nueva vida de fe en Cristo Jesús, y que debemos cuidar esta fe, que hemos recibido, cuando venga la prueba.


Viviendo nuestra fe, empezamos amar a Jesús, por eso también, no tenemos que ser como los fariseos que buscamos recompensa, sino como buenos discípulos para que podamos decir que “Somos siervos inútiles”,  que todo lo hacemos por amor, sin esperar recompensa..


                                 Pbro. Salvador A. Carrasco C.