¡POCOS ACEPTAN A JESÚS”
Abandonan a Jesús,
empezando por la gente, que
solo lo buscan su interés material, y podemos añadir, que lo hacen de
manera muy egoísta, pensando solo en ellos mismos, para satisfacer sus propias
necesidades. Jesús les dice la verdad…, pero éstos no han sido capaces de
asimilar o admitir las verdades, porque les resulta un lenguaje extraño, que no
corresponde con sus necesidades materiales.
Ahora, nuevos
interlocutores han entrado en escena, son los judíos, doctores y fariseos del contorno,
unidos a otros que han llegado de Jerusalén para espiar, mientras Jesús habla,
ellos murmuran, ríen, gritan: "¡El, pan del cielo! ¡Qué extravagancia! ¡Es
una locura, es una blasfemia!" El escándalo se hace general, por eso
también abandonan a Jesús, porque al entender esta enseñanza, no quieren
admitirlo, es decir asimilarlo, por la cerrazón de su corazón.
Finalmente están los
discípulos, que al escuchar este lenguaje tan duro…, murmuran contra él, lo abandonan, entienden
la revelación que hace Jesús, que es el pan vivo, que bajado del cielo… pero les es difícil aceptar,
esta revelación de Jesús, que él pueda
ofrecerse como carne y bebida, ellos no conciben eso, pues solo quieren
satisfacer las necesidades de sus sentidos, les cuesta aceptar esta revelación divina., por eso
optan por abandonar a Jesús, es el momento más difícil porque estos discípulos han
entrado en crisis; Jesús no los retiene, su enseñanza es clara, no quieren
admitirla, por eso lo abandonan; y ahora cuanta gente siendo católica, siguen
abandonando a Jesús, se van detrás de otros dioses, que el mundo les ha propuesto.
Jesús se quedó con pocos y les dice: Ustedes también quieren dejarme”,
pero Pedro en nombre de los doce le dice: “A quien vamos a ir si tú tienes
palabras de vida eterna”, Pedro aunque
haya comprendido este lenguaje duro, acepta y no abandona al Señor, al
igual que los demás apóstoles. Todos ellos renunciaron a sus propios interés, y
optaron por Jesús, esto es la gracia que Dios Padre les ha concedido, a estar y
creer en Jesús; ojala también nosotros, optemos desde nuestra libertad y con la
gracia de Dios, por Jesús, ya que todo
esto lo vemos como una gracia del Padre celestial.
Pbro. Salvador Carrasco Castro
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