“YO
SOY EL PAN VIVO BAJADO DEL CIELO”
Los judíos se
escandalizan ante esta afirmación de Jesús, se vuelven los principales enemigos, por
haber afirmado, que él es el pan que ha bajado del cielo; así, empieza la
maldad de los judíos hacia Jesús, empiezan a murmurar contra Jesús, diciendo si
lo conocemos, este quiere sorprendernos o embaucarnos.
Al no creer en Jesús,
empiezan a murmurar contra Jesús, porque creen conocerle, pero no lo conocen de verdad, a pesar
de los signos que han visto; pues conocen de que familia procede, es el hijo
del carpintero, por otro lado conocen el lugar de donde procede, de Belén, que de
bueno puede haber; finalmente lo juzgan
o critican por su apariencia humana y la
forma de vivir, que es chocante para los judíos, ya que les rompe todos sus
esquemas. Me pregunto si también nosotros tenemos problemas en creer que “Él es realmente el pan vivo que
ha bajado del cielo, el enviado del Padre, o nos hemos aferrado hacia algo, que
nos da más seguridad.
"Nadie puede venir a
mí, si no lo atrae mi Padre que me ha enviado". Creer que Jesús es hombre totalmente como
nosotros y creer, no obstante que "no nació de sangre, ni de deseo de
carne, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios", (Jn 1,13). Solo el
que ha conocido su palabra cree en él porque el Padre lo atrae hacia él. Por
eso hay un grupo que abrieron sus corazones a las enseñanzas de Jesús,
intuyendo en él que la divinidad obraba de manera misteriosa que esta escondida en su humanidad. Pues estamos
ante el misterio de la gracia de Dios y frente al misterio de la libertad
humana que puede decir Si o puede decir NO a la invitación que Dios nos hace.
Esto
sólo puede lograrse mediante el don de la fe, que Dios regala, la fe no se
puede comprar. Nadie puede ir a El si no
fuera "traído" por el Padre. La frase suena a determinismo fatalista.
Jesús viene a decir: Dios no enseña a observar la Ley, sino a adherirse a El:
"todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende, viene a mí". Los
judíos cerraron su corazón a Jesús, cuantos están cerrando su corazón hacia
Jesús, el pan vivo.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, el que coma de este pan
vivirá para siempre,
acá Jesús se autodefine como el único pan vivo que ha bajado del cielo, y que su
palabra nos da vida eterna, vida en plenitud, que supera toda vida temporal..Nos invita a creer en Él, creer en el pan de su palabra, como dice Pedro: "... tu tienes palabras de vida eterna".
Pbro. Salvador Carrasco C.
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