JESÚS: “YO SOY EL PAN DE LA VIDA”
Buscan a Jesús, no por
los signos que vieron, sino porque comieron pan y quedaron satisfechos, también lo buscamos según nuestros intereses…que
nos haga un milagro, que ganemos un trabajo, o que nos vaya bien en el negocio,
que tengamos éxitos… lo que nos importa es el beneficio que sacamos del él, es
decir nos importa más el don, que el “Señor del don”. El ser humano es mucho
más que cuerpo, es espíritu, es un ser hambriento de amor, de felicidad, de
realización, por eso Jesús les dice: “Trabajen, no por el alimento que perece,
sino:
¡Trabajad por el alimento
que perdura para la vida eterna!, no he venido sólo para eso, es decir para
dejar los cuerpos saciados, sino que les dice, yo he venido para daros un pan
que sacie todo anhelo de vuestro espíritu; la gente le pregunta: ¿qué debemos
hacer para realizar las obras de Dios? Jesús les dice:
Crean en aquel que Él envió,
que
para procurar ese pan, es necesario creer en Él. Piden un signo como
el del maná para creer en Él, Jesús les responde que el maná del desierto, lo mismo
el pan que acaban de comer en el monte, es signo del verdadero alimento que proviene
del Padre: el don del Hijo que da la vida al mundo. Los judíos le dicen:
Señor danos siempre de ese pan, y Jesús les dice: “Yo soy el pan de la
vida” que
sacia completamente el hambre y la sed del hombre, por eso dice: el que viene a mí no pasará
hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed. San Juan repite muchas veces las
palabras de Jesús cuando dice que “el que cree en mí tiene vida eterna”. Cuando
san Juan dice no se refiere a un asentimiento racional, sino a un
compromiso vital. Creer en Jesús es seguirle, es defender sus valores, es
alimentarse con su espíritu, es dejar que sea él el que dirija y gobierne
nuestra vida.
Es mi Padre, quien os da el
verdadero pan del cielo, no
fue Moisés, quien os dio el pan del cielo, sino es mi Padre que da el verdadero
pan el cielo, porque el pan de Dios, es
el que da la vida al mundo. Como nos dice Jesús: “No solo de pan (material) vive
el hombre, sino de toda palabra que sale
de la boca de Dios”. Procuremos alimentarnos del pan de su palabra y del pan
eucarístico.
Pbro. Salvador A. Carrasco Castro.
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