sábado, 9 de noviembre de 2013

NACIDOS PARA VIVIR EN PLENITUD

Posted by salvador on 11/09/2013 02:02:00 p.m. with No comments

¿Qué hay después de la muerte?, es la pregunta que todos los creyentes y los no creyentes lo hacemos, pues no es pura curiosidad, ya que las culturas de todos los pueblos, responden que hay una vida después de la muerte. Pues con la muerte no acaba nuestra existencia, o no es el final de nuestra existencia.  El relato de la muerte de los Macabeos, nos ayudan a descubrir, que estos estaban convencidos, de que el vínculo de amor entre el hombre justo y Dios, que se establece en la tierra mediante la fe, no se acaba con la muerte, sino que alcanza después de la misma su plena realización.


El evangelio transmite una enseñanza so­bre la vida después de la muerte, a partir de la narración de una disputa de Jesús con un grupo de saduceos, "que niegan la resurrección" y solo aceptan el libro del Pentateuco, ya que en ella no se habla nada de la resurrección. Je­sús nos declara que en la resurrección hay una lógi­ca diversa de la existencia histórica: "Cuando los muertos resuciten, no se casarán", "serán como angeles". Es un modo de indicar que la resurrección no es una vuelta a la vida presente, a  una existencia material, sino el paso a una nueva vida de carácter espiritual. De manera semejante el apóstol san Pablo, al explicar como será la resurrección de los que han muerto, dice en una de sus cartas que se siembra un cuerpo natural y resucita un cuerpo espiritual (1 Corintios 15, 44).

La muerte no es la última palabra, la vida eterna es nuestra gran esperanza, como hijos de Dios, en esta vida presente debemos asumir nuestra condición de peregrinos, en este mundo que no es nuestra morada definitiva, pues vivimos con la conciencia cristiana, de que hemos sido arrancados del poder de la muerte y seremos recupe­rados totalmente para Dios y en Dios. La muerte es un paso hacia la eternidad. La es­peranza en la vida futura nos permite no absolutizar nada en la tierra, rechazar todo lo que se presenta con pretension de absoluto y tambien estimula nuestro compromiso con el presente. En esta perspectiva de fe, busca­mos ser libres de todo lo que puede impedir­nos la marcha firme y segura hacia lo eterno, que será una vida totalmente plena en Dios.




Pbro. Salvador A. Carrasco Castro

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