UN FUEGO, ¡OJALA YA ESTUVIERA ARDIENDO”
“
He venido a prender fuego sobre
la tierra ¡y ojalá ya estuviera ardiendo!, el amor de Jesús por nosotros es fuego divino,
que cambia, transforma y purifica a la persona de toda escoria de pecado, en el
mundo que se mueve, sea familiar, social, económico, político, religioso, etc. El
fuego divino, es el espíritu Santo, que cambia profundamente el interior del
hombre; pero que a muchos no les gusta, porque les conviene que sigan las cosas
tal como están, no se dejan transformar por el fuego divino abrasador de su
amor, quieren que todo siga igual, es decir que haya injusticia, engaño,
explotación, muerte, etc. viviendo una falsa paz, quedando adormecidos en su
propio sistema y seguros de ello, así tenemos un grupo de hombres, que son hipócritas,
religiosos que no necesitan convertirse,; pero los que se han dejado
transformar, por el fuego divino de su amor, son los pobres pecadores que se ha
dejado abrazar por ese fuego divino, con los purifica y acrisola, viviendo con
fortaleza su fe.
Es necesario pasar por un bautismo, ¡y que angustia,
hasta que se cumpla! los poderes
reinantes en este mundo, no quieren que nada se cambie, por eso, rechazaron a
Jesús, dándole muerte; ese es el
bautismo que tenía que pasar Jesús por todos nosotros, y es el mismo bautismo
que tenemos que pasar todos nosotros los que estamos comprometidos con Jesús y
su reino, donde cada discípulo que ha optado por Jesús, debe ser signo de
contradicción en este mundo; pero resulta, que muchas veces nos parcializamos,
o hacemos componendas con los poderes de este mundo, hablando cosas muy
bonita; pero es una exigencia vivir en
radicalidad el evangelio.
“Jesús ha venido a traer
división y no paz”, pareciera contradictorio sus expresiones, pues nos habla que ha traído la
paz al mundo, pero ahora nos dice que no ha traído paz, sino división. El mundo
nos ofrece una paz engañosa, como un equilibrio de fuerzas, como una aceptación
de todo lo que hay incluso dentro de la familia, donde todos engañan y
explotan…. Esa división se produce, por la opción radical, que han tomado todo
bautizado en favor de Cristo, de manera que se producirá una ruptura con la
familia, en el trabajo, etc. Porque ha asumido un modo de vida, siendo testigo
del evangelio, sabiendo los riesgos que se corre por optar por Jesús.
Pbro. Salvador A. Carrasco
Castro
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