"EL QUE PERMANECE EN MÍ, DA MUCHO FRUTO"
La viña de
Israel, esta viña que nos hablan los profetas, así nos dice:
Jeremías: “Israel te plante como vid escogida” … En esta línea nos hablan
también los profetas Ezequiel y Ósea: “Israel es una frondosa viña”. Pero no
dieron lo que se esperaba…
“Yo soy la verdadera vid”, acá Jesús afirma claramente una gran sustitución. La vid no es ya el
pueblo judío, sino Jesús mismo. Ahora es Jesús la verdadera vid, y su Padre es
el labrador; y tenemos que permanecer en él, para tener esa savia que
es el Espíritu Santo, para dar abundantes frutos.
El que permanece en mí, ese da muchos frutos, los sarmientos, son todos los discípulos que se unen
a Cristo, al recibir el bautismo; nos
unimos íntimamente con Cristo, somos sarmientos de la vid verdadera, ya no de
Israel, donde él permanece en nosotros y nosotros permanecemos vitalmente en
él; y permanecemos en él por la oración, frecuentando los sacramentos,
realizando obras de caridad, amándonos los unos a los otros, como él nos ha
amado. Hemos sido limpiados por su Palabra y su obra.
Mi Padre poda los sarmientos, para que den muchos
frutos, al podar las ramas,
significa que se está sacando aquello que impide que puedan dar buenos frutos; la poda es dolorosa para todo creyente, es decir
para nuestra vida, que corta de nosotros lo malo que hay, o aquello que nos impide estar más
íntimamente unidos a Cristo para nuestro bien y así asemejarnos en todo Cristo para que demos frutos
de verdad.
También mí Padre arranca los sarmientos que no dan fruto, son aquellos que no están íntimamente unidos con Cristo, ni permanecen en él, dice
Jesús: “Sin mi nada pueden hacer”; son cristianos de palabras, de costumbres,
ritualistas, legalistas, y con poca fe, pues no dan frutos, por su orgullo y
autosuficiencia… Son aquellos que dicen ser discípulos, pero les gusta vivir en
pecado, les gusta vivir alejados de Dios, haciendo de su vida un desenfreno a
todo lo que el mundo les ofrece. Estos están destinados al fuego eterno, porque
no dan frutos, no hacen buenas obras.
Dios también nos poda a nosotros, siempre nos preguntamos en relación al sufrimiento, ya que el podarnos,
la persona sufre, y es el camino que Dios quiere, para que realmente demos
frutos de verdad, como paso con los grandes personajes del Antiguo testamento:
Abrahán,… y del Nuevo Testamento, Jesús sufrió mucho por nosotros, la Virgen
María,…Donde glorificamos a nuestro Padre celestial, cuando realmente realizamos
obras de caridad y no de palabras.
Pbro.
Salvador A. Carrasco Castro
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