JESÚS VENCIÓ NUESTRAS TENTACIONES!
El Espíritu Santo impulsa a Jesús al desierto, después de haber sido ungido por
el Espíritu Santo, en el rio Jordán, el cual ha hecho morada en Él; de igual
manera este Espíritu mora en cada bautizado, nos lleva al desierto de la
vida, pues somos conducidos por él, y es necesario siempre estar ligados a Él o
depender de Dios en cada momento de nuestra existencia.
Jesús estuvo cuarenta días en el desierto, el desierto es un lugar que hace que la
persona pueda ser muy ambivalente, es decir el hombre se encuentra consigo
mismo, y dejándose tentar continuamente por un personaje sin rostro y sin
identidad, Satanás, incluso hasta en su ministerio. En el desierto hay animales
adversos, además están los ángeles que continuamente están sirviendo al Señor;
también el desierto es un lugar de purificación, un lugar de oración, lugar de
privaciones, un lugar para encontrarse con Dios en la soledad y en el silencio,
rodeados de animales salvajes, que no hacen daño a Jesús. Nos preguntamos, la
tentación ¿es mala? no, sino es un medio que nos puede ayudar para saber
conocer nuestras debilidades, así como el pueblo de Israel cayo fácilmente
en tentación, y ofendió a Dios haciéndose otros dioses, de igual manera
Adán y Eva fueron tentados por Satanás.
Jesús venció
nuestras tentaciones, por eso el Demonio, una pobre
criatura espiritual, que se atrevió a tentarle durante cuarenta días, quedo muy
confundido, ante la humanidad débil de Jesús, que como nos narran los otros
evangelistas, sintió hambre, sed…, como todo ser humano, venció toda clase de
tentaciones, hasta el final de su ministerio. Jesús mismo permitió ser tentado,
y así se solidarizó con nosotros, si Adán y Eva cayeron en tentación por
insidia del Demonio, Jesús dice a Satanás: “Apártate de mí Satanás…” El pueblo
elegido de Dios, estando en el desierto, cayo también en tentación al hacer un
becerro de oro; Jesús venció toda clase de tentaciones en el desierto. Por eso al
estar unidos con Cristo, podremos vencer toda tentación, sin él fácilmente caeremos
en tentación, pues el pecado siempre nos tienta, porque el demonio lo pinta muy
bonito, para que continuamente caigamos en tentación.
Jesús empieza su ministerio en Galilea diciendo: Se ha cumplido el
plazo, está cerca el reino de Dios: conviértanse y crean en el Evangelio”, el Espíritu lo conduce a galilea para que empiece su misión, diciendo que el tiempo se ha cumplido, ha empezado una nueva etapa en
la historia de la humanidad, el reino de Dios se hace presente en Cristo Jesús,
por eso nos pide dos cosas a todos nosotros: “Conviértanse y crean en el
Evangelio”. Convertirse, es volver a Dios, no hay que esperar, hay que dejar nuestros propios proyectos ambiciosos y
egoísta, y dejar que el proyecto de Dios se realice en nosotros y esto empieza con un fuerte arrepentimiento; luego creer
en él, significa como dice San Pedro, asumir nuestro bautismo donde se nos dá una nueva vida, para formar parte de su reino que ha empezado con su presencia, viviendo el modelo de vida que Jesús nos propone.
Para meditar: la tentación no es mala, ni buena, pero está ahí, para que puedas
conocer tu debilidad; ahora bien en el desierto de la vida, uno va descubriendo
toda clase de tentaciones, como son: no quería mentir, pero lo hice; no quería
robar, pero lo hice; no quería cometer adulterio, pero lo hice;… pues cuando lo
vuelves hacer, o repetir eso, quiere decir que no has vencido ese tipo de
tentación, por eso es recomendable un buen retiro, apartándose del mundo para
encontrarse consigo mismo, y examinarse que pecados continuamente se comete, es decir que continuamente estoy cayendo en tentación. Por eso san
Marcos nos dice que Jesús fue tentado en el desierto durante cuarenta días, pienso que son varias tentaciones que tuvo en el desierto incluso en su vida ministerial, por eso no especifica toda clase de tentaciones, Jesús las tuvo como todo ser
humano, pero las venció. Si caes en una de ellas, pide a Dios que te ayude
a superar, también diciendo como Jesús: “Apártate de mí Satanás”, “Rechazo a
toda obra mala que me insinúa el diablo” ... Si he caído, pido a Dios que me conceda la
gracia de superar toda clase de tentaciones, para no caer en pecado, y con la
oración del Padre nuestro que nos dice: “…y no nos dejes caer en la tentación…”, pues no dice líbranos de toda tentacio, por ello la tentación siempre las tendremos hasta el final de nuestra existencia.
.
Pbro. Salvador Carrasco C.
Agradezco de todo corazón a los que me estan animando, para hacer llegar estas homilias dominicales, a mis amigos lectores, que Dios los bendiga y que la obra de Dios se haga realidad en ustedes.
Agradezco de todo corazón a los que me estan animando, para hacer llegar estas homilias dominicales, a mis amigos lectores, que Dios los bendiga y que la obra de Dios se haga realidad en ustedes.
0 comentarios:
Publicar un comentario