¡RECIBIRÁN LA PROMESA DEL
PADRE Y DEL HIJO!
Hoy celebramos la fiesta de Pentecostés, que era la fiesta de las cosechas de los
granos, y después se pasó a celebrar la fiesta del don de la Ley de Dios, que
recibió Moisés, y de la alianza; todo esto es la celebración del Pentecostés judío,
al final de la Pascua judía. Pero los cristianos celebran a los cincuenta días
después de la Pascua, la fiesta solemne de Pentecostés.
Recibieron
la Promesa o el Don del Padre y del Hijo, los apóstoles estaban en oración y se derramó el
Espíritu Santo, habiendo un fuerte viento que estremeció el lugar, y todos los
que estaban en el cenáculo se llenaron del Espíritu Santo, y recibieron la
Promesa del Padre y del Hijo, que se posó en lenguas de fuego, que hoy también
se da.
Al
recibir el Don de Dios, la novedad los transforma, los renueva, los cambia; pues todos tenían miedo y se llenaron
de valentía; estaban tristes y se llenaron de alegría…. La novedad del Donde
Dios los pone en camino, o marcha como Abrahán, Moisés, todo un pueblo… María
que se pone en camino, los apóstoles que salen del Cenáculo, que al recibir el
don de lenguas se dirigen al pueblo y toda la gente de distintos pueblos los
escuchaban en su propia lengua. También la novedad nos enriquece, con
diversidad de carismas y dones que nos hace un solo pueblo a todas las
naciones. Finalmente, al nacer la Iglesia, ella es impulsada por el Espíritu
Santo, para ser misionera.
Jesús
sopla sobre los apóstoles el Rúa del Espíritu Santo y les da poder para
perdonar los pecados,
reciben el Espíritu Santo, donde Dios por medio de sus apóstoles perdona los
pecados, están reconciliados con Dios, y recuperamos la condición de ser hijos
de Dios, y herederos con Cristo Jesús, que maravilloso.
Cuando
recibimos la promesa del Padre, cada cristiano, tiene una vida íntima con
Cristo y experimenta el
amor de Dios Padre, que consiste en experimentar el perdón de Dios, la bondad
de Dios, y empieza en él una nueva vida que lo va recreando todo el Espíritu
Santo. Cada discípulo, movido por el Espíritu Santo, se convierta en misionero,
anunciando a Cristo Jesús.
Pbro. Salvador Carrasco C.
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