“LOS AUTÉNTICOS DISCÍPULOS DE JESÚS, CUMPLEN SUS EXIGENCIAS”
Jesús, está decidido ir
a Jerusalén, le acompaña mucha gente, que quieren estar con él, la razón es que, unos se
quedaban fascinados por las enseñanzas; otros por los milagros que hacía; es
decir tiene algo válido que decir y algo que ofrecer, por eso siguen por algún
interés. Jesús se volvió no los rechazó y les hace una invitación sería, para
estar conectados o vinculados con él, que lo puedan seguir de verdad, y sean
auténticos cristianos, y nos exige:
Renunciar a la familia, muchas veces la familia son un obstáculo
para seguir a Jesús, así, cuando tienes alguna visita de tus familiares, dejas
de asistir a misa, porque tienes que atenderlos y complacerlos, y dejas a Jesús
a un lado; de la misma manera, con tu hermano, hermana, padre o madre, y
pospones a Jesús. Jesús no quiere que rompas con tu familia, sino más bien
quiere que primero lo ames a Él, por encima de toda tu familia y amigos, sin
dejar por ello, de amar a tu familia, como nos recuerda el libro de Dt. 5,4.
“Amarás al Señor tu Dios sobre todas las cosas”, pero también amar al prójimo.
Renunciar a sí mismos, es
decir el propio yo y la propia vida, deben retroceder, porque siempre tenemos
nuestro propios proyectos, como son el deporte, el paseo, los viajes, el
trabajo, que tengo que ganar dinero, porque hoy es mi oportunidad; nos cuesta
obedecer y dejamos de lado a Jesús; que
pena, siempre a Dios lo ponemos al final. Si no posponemos nuestro propio yo y
la propia vida no sois mi discípulo.
Renunciar a los bienes, porque
nos dan seguridad en los vaivenes de la vida, como son la vejez, la enfermedad,
los accidentes etc. Estos bienes o
rentas, nos socorren en los momentos difíciles, por ello no es malo. Cuando
ponemos nuestros bienes por encima de Dios, no sois discípulo mío. El gran
peligro es cuando no cumplimos estas
exigencias, por ello, nos puede resultar una trampa mortal, nuestra propia
familia, amigos, nuestra propia vida y las riquezas, por no haber renunciado lo
que Jesús nos exigía, para ser auténticos discípulos.
Para ser discípulo auténtico
de Cristo hay que cargar la cruz y renunciar a todo, cueste lo que cueste, pues, la cruz, es
cuando pierdes un trabajo, por ser coherente con los principios cristianos,
cuando se burlan de ti, porque vas a misa; cuando no te dejas quebrar la mano, aunque
se mofen los amigos, eso es tu cruz, no es buscar el dolor por el dolor, sino
soportar todo por amor a Jesús, y ser fiel al Padre, como Jesús, siendo consecuente
con los valores del reino de Dios, pase lo que pase.
Finalmente, ser cristiano
no es un juego,
es una cosa seria, por eso Jesús nos expone dos parábolas, una nos indica que
hay que contar con todo el presupuesto, para construir una torre, así es la
vida del cristiano que tiene que contar con todos los medios que el Señor nos
pone para construir nuestra verdadera vida en Cristo Jesús; y la otra parábola,
que nos indica sin contamos con la fuerza necesaria, para la batalla, para
salir vencedores en este mundo; así es el verdadero cristiano, que se va
formando, para empezar una vida nueva y combatir muchísimo, como un verdadero
discípulo de Jesús, por eso la tarea no es fácil, necesitas de la ayuda de Dios
y estar sobrio.
Pbro. Salvador A. Carrasco Castro
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