sábado, 17 de septiembre de 2016

Posted by salvador on 9/17/2016 10:47:00 p.m. with No comments
“¿QUE HARÉ?”

El mal administrador,  es aquel que está malgastando los bienes de su amo, creyéndose ser el dueño, y actúa como un señor, acumulando riquezas, de los bienes que no son de él, haciéndolo de manera ilícita, es acusado de todo lo malo que está haciendo con los bienes de su amo.

El dueño le pide cuentas al mal administrador que están malgastando sus bienes, lo han acusado, y el acusador es el demonio, por lo que tiene rendir  cuentas de lo que está haciendo, el dueño es el Señor, que lo va a despedir, por no ser buen administrador. Cuando el Señor nos llama, debemos estar preparados, es decir cuando nos llega el momento de partir de este mundo, tenemos que rendir cuentas de nuestra vida, y ahí en ese momento, puede ser ya tarde, para darnos cuenta si fuimos buenos o malos administradores en nuestra vida. Lo va a despedir al mal administrador, y este dice:

"¿Que haré?" Jesús alaba la sabiduría, y la decisión rápida y oportuna de este mal administrador,  por asegurar su vejes…(ya que no puede cavar, y le da vergüenza mendigar), no realiza un juicio moral de lo que va hacer, sino de su sagacidad y su decisión, rápida, para asegurar su vida en su ancianidad, y ser acogido por aquellos que les fue condonada una parte de sus deudas. Por eso dice Jesús: “Los hijos de este mundo son más sagaces que los hijos de la luz”, pues se hacen amigos con ese dinero injusto que han recibido.

Los hijos de la Luz, debemos aprender de ellos no lo malo que realizan sino sus sabias decisiones de asegurarse su vida futura en este mundo, pero el buen discípulo, urgente ya empieza a trabajar por asegurarse una morada en el cielo, ganarse esa vida sin fin, con sabiduría y decisión inmediata, no dando ya tregua, porque es necesario una conversión continua, y asegurarse una vida sin fin lleno de felicidad.

El buen cristianos, también tiene que fiel en lo poco, para que sea fiel en lo mucho,  administrando bien su riquezas que sabe que es un don de Dios, sabiendo compartir sus bienes con los más necesitados, socorriendo a las viudas y niños huérfanos.

¿Qué haré?, el hombre esta continuamente en una disyuntiva, servir a Dios o servir al dinero, Jesús nos dice: “No podéis servir a dos señores, o sirves a Dios, o al dinero”, sabemos que cuando servimos al dinero, este nos esclaviza, nos atenaza, nos tiende una trampa que fácilmente no podemos liberarnos, caemos en la idolatría, nos vuelve codiciosos, por eso explotamos, engañamos como nos dice el profeta Amós. Servir a Dios, nos hace libres, nos permite compartir nuestros bienes con los más necesitados, ganamos muchos amigos… En este mundo es muy difícil que estos dos caminos se concilien, o somos esclavos de Cristo, o somos esclavos del dinero, que nos llevará a la perdición total.



                                        Pbro. Salvador A. Carrasco Castro



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