domingo, 11 de septiembre de 2016

DOMINGO XXIV TIEMPO ORDINARIO CICLO C 21016

Posted by salvador on 9/11/2016 05:01:00 p.m. with No comments
HAY ALEGRÍA EN EL CIELO


La imagen de Dios esta distorsionada, por eso los fariseos le dicen a Jesús, que es amigo de publicanos y pecadores, parece que no se equivocan, pues es realmente “amigo de pecadores y publicanos”, y murmuran, Jesús conociendo sus pensamientos les da una gran enseñanza, quiere que descubran el verdadero rostro misericordioso del Padre.
Jesús nos muestra el rostro misericordioso del Padre, por medio de la parábola de la oveja perdida, el pastor que al guardar sus ovejas, se da cuenta que le falta una, deja segura las 99 ovejas, y va en busca de la oveja perdida, la llama por su nombre, y hasta que la encuentra en un barranco temerosa, atrapada con espinos; la coge, cura sus heridas y la lleva sobre sus hombros, sin regañarla, sin cuestionarla, la ha recuperado, por eso dice a sus amigos, alégrense, que esta oveja estaba perdida la he recuperado, por eso hay alegría en el cielo. La oveja perdida es el hombre pecador, atrapado por las espinas del pecado, que para los fariseos y escribas, ya no tiene remedio y es rechazado, pero para Jesús no es un caso perdido, ya que experimenta la misericordia de Dios, con el perdón paternal de Dios Padre, que lo sigue amando.

La drama encontrada, un mujer pierde una dracma y hace todo lo posible para encontrarla, barriendo la casa con cuidado, enciende la lámpara, para iluminar lo que está oscuro,  y cuando la encuentra dice a sus amigos alégrense porque  he encontrado, la dracma perdida. Vivimos en la oscuridad por causa del pecado, y estando perdidos parece sin remedios somos iluminados por su Hijo, para que al ver la luz podamos alcanzar el perdón de Dios, que viene en busca del pecador.

El rostro paternal de Dios, bondadoso y misericordioso que ama a su hijo, que abandono la casa paterna, para disfrutar de todo, y malgastar la fortuna del Padre, ahora está totalmente abandonado, no tiene que comer, ni beber, etc. Pero algo tiene el deseo de ver a su Padre, el deseo de buscar la luz, la verdad, el pecado el ha hecho perder la dignidad de ser hijo, pero decide volver hacia la casa del Padre, y su Padre al verlo, va presuroso al encuentro de su hijo, que ha vuelto a la casa paterna, lo abraza fuertemente, lo llena de besos, no le increpa, no le echa en cara el mal uso de su libertad, sabe que está necesitado del amor, y su Padre le hace fiesta, de Dios, pero su hermano no quiere participar de esta fiesta, porque estando cerca de Dios, se ha limitado a cumplir las normas, con temor y miedo, por eso no quiere participar de esta fiesta.

Descubrimos el rostro maternal de Dios, que nos ama con ternura, que nos busca con cuidado porque valemos muchísimo, y no quiere que faltemos en su mesa eucarística, que es el reflejo del banquete celestial, y los ángeles se alegran en el cielo..

Experimentamos el perdón de Dios, aunque continuamente le fallamos y nos alejamos de Él por el pecado, pero espera que abramos nuestro corazón para que seamos buscados, sanados y perdonados, para  sentarnos  en la mesa eucarística.


                                Pbro. Salvador A. Carrasco Castro


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