“COMO YO LOS HE AMADO”
Judas abandona el cenáculo,
precisamente en la
noche, donde las fuerzas del mal actúan, Judas apuesta por el odio y no por el
amor, obra por la acción del demonio; a pesar de ello Jesús expresa su profundo amor por el pecador que lo va a traicionar; también nos ama a nosotros aunque lo tengamos que traicionar o negar a
Jesús como lo hizo Pedro. No deja de amarnos, cuando se inicia la fuerza del mal
Jesús dice:
“Ahora ha sido
glorificado el Hijo del hombre"..., justamente cuando Judas abandona el cenáculo, para
cometer su traición, en ese momento Jesús nos revela su verdadera identidad, que siendo Hijo de Dios, va a dar su vida por
nosotros que estamos perdidos, muriendo en la Cruz, para manifestarnos el verdadero amor que Dios
Padre nos tiene, y al resucitar su Hijo, que es glorificado. También en la última cena esta conmovido, porque le queda poco tiempo para dejar a los suyos, pues pronto va a morir, y les va a dejar
una herencia cual es: El mandamiento Nuevo del amor.
Les doy un mandamiento
nuevo, no es una
obligación, sino que es la novedad que quiere que vivamos, donde lo nuevo,
supera lo antiguo, que dice: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”( Lev 19,18), que en el fondo se aman entre ellos, no
amando a los extraños, ponen barreras infranqueables a los que no forman
parte de su grupo o del pueblo judío.
La novedad del
mandamiento nuevo, es
que todo lo recrea, hace nuevo las cosas, supera lo viejo, como el odio, la
mentira, el crimen, que son noticias que diariamente recibimos, y que trafican
con la desgracia del hombre, pero el amor es totalmente distinto, construye,
anima, progresa, supera todas las barreras de separación, entramos en comunión, con
nuestros hermanos, y con nuestro Padre celestial. Jesús con el mandamiento nuevo que nos da, rompe todo sistema o
barreras que nos impiden acercarnos al prójimo cuando dice:
“Amaos los unos a los
otros”, acá Jesús está
pidiendo a sus discípulos, que vivan en profundidad el amor fraternal, porque
muy bien sabemos que estamos unidos, y vivimos en comunidad, pero al estar peleados, guardando rencor, hipocresía hacia el hermano… no se vive el espíritu fraternal, que, para vivir la
dimensión fraternal, es necesario saber que el hermano es hijo de Dios, de un mismo Padre; como nos dice
San Juan: "Quien dice que ama a Dios y odia a su hermano es un mentiroso"; por eso no podemos
separar el amor a Dios del amor a los hermanos. Ahora cómo podemos amar a
nuestros hermanos, Jesús nos da la respuesta:
“Como Yo los he amado”, Jesús
es el único modelo del amor, Dios es Amor, Él nos ha manifiesta su profundo
amor a todos nosotros que somos pecadores y estábamos perdidos, dando su vida
por todos nosotros y nos ha amado hasta el extremo, y así debe ser nuestro
amor. Encontramos en estos tiempos que han pasado a personas muy cristianas que aman como Jesús, ofrecen su vida por un sentenciado a morir, como es el caso del la vida de San Maximiliano Kolbe que ofreció su vida; también como lo hizo
Madre Teresa de Calcuta que su vida lo pone al servicio de los mas pobres y abandonados de la India, y cuantos más muchos buenos cristianos nos siguen dando grandes ejemplos, imitando el amor de Dios.
Finalmente
si se aman mutuamente, será una gran señal para el mundo, y esta comunidad que
vive su dimensión fraternal, es movida e impulsada por el Espíritu Santo para que sea una fuerza evangelizadora y
misionera anunciado a Cristo Jesús que vive y que nos sigue amando por medios de
los hermanos.
Pbro. Salvador A. Carrasco Castro
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