domingo, 28 de abril de 2019

Posted by salvador on 4/28/2019 03:13:00 a.m. with No comments



"SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO"

Los apóstoles, estaban en un ambiente sepulcral, llenos de miedo, asustados, decepcionados, temerosos de morir y acabar como su Maestro. Hombres sin fe, cuando se pierde la fe estamos muertos, creándose un ambiente sepulcral, ese el peligro de la iglesia, cuando se pierde la fe, y se encierra a sí misma, ante este mundo que pregona el libertinaje.

El rostro misericordioso de Dios se hace presente, en Jesús resucitado, se apareció el primer día de la semana y se puso en medio de ellos, y les dijo: “Paz a ustedes” mostrándoles las heridas de sus miembros y de su costado, descubrieron que era él, por eso se llenaron de alegría, de paz y de gozo; disipándose todo miedo y temor, desapareciendo ese ambiente sepulcral.

Dios es misericordioso, soplo sobre ellos el don Espíritu Santo y les da una misión, el poder de perdonar los pecados a todos los apóstoles, en ese momento se instituye el sacramento de la confesión, donde todo pecador experimentara la misericordia de Dios; por eso todo penitente, después de confesar sus pecados, debe escuchar que Dios le ha perdonado, por boca de un sacerdote. Falto Tomas, los demás apóstoles le dijeron hemos visto al Señor, no quiso alegrarse, y dijo no creeré, hasta que no vea las heridas de sus manos y meta el dedo en los agujeros de la mano y meta mi mano, en la herida de su costado.

El resucitado se aparece nuevamente a los ochos días, todos estaban reunidos, les dijo: “La paz sea con vosotros” y le dijo a Tomás, acércate, mira las heridas de mis manos y de mis pies y de mi costado; pon tu dedo en las heridas de mis manos, y tu mano en la herida de mi costado, recién creyó; no toco una figura, sino las heridas del resucitado, por eso empezó ese camino de fe, que lo lleva a estar en comunión con los demás hermanos que si creyeron en Jesús resucitado. Tomas dijo:

 “Señor mío y Dios mío” es la expresión de Tomás el incrédulo, pero que tuvo la gracia de palpar las heridas de Cristo resucitado, desde aquel momento la Iglesia ha hecho suya esta afirmación de fe; “Señor mío y Dios mío”, que encierra una gran riqueza teológica, por eso Jesús nos dice a nosotros: “Dichosos los que creen sin haber visto”. Debemos saber que el resucitado está presente y cerca de nosotros.

Pbro. Salvador A. Carrasco Castro.


sábado, 20 de abril de 2019

DOMINGO DE RESURRECCIÓN CICLO C 2019

Posted by salvador on 4/20/2019 11:05:00 p.m. with No comments


¡HA RESUCITADO! , ¡ESTÁ VIVO!

Una gran Noticia: “JESÚS, ¡HA RESUCITADO! Él está vivo, que retumba en todos los corazones de los creyentes, es la noticia que no se agota porque es siempre presente y actual, nunca pasará al olvido. La piedra fue movida, su cuerpo no está en el sepulcro, algo ha sucedido, un hecho extraordinario, que escapa a toda imaginación, que supera toda realidad temporal, no pueden explicar científicamente, ha roto toda frontera, solo se entenderá desde la fe. Sí el sepulcro está vacío, es signo de que él está vivo. La muerte fue vencida, de igual manera, cuando llega la luz, la tiniebla fue vencida; cuando llega el amor, el odio fue vencido; cuando llega la paz, hemos sido reconciliados con Dios y con nuestros hermanos.  Esta rica experiencia la tuvieron las mujeres que fueron al sepulcro como nos relata Lucas, y también cuando nos dice Juan.

María magdalena, movida por el amor a su Maestro, va el primer día de la semana, muy temprano al sepulcro, para embalsamar el cuerpo de Jesús, se da con la sorpresa que la piedra del sepulcro estaba movida, y vio que el sepulcro estaba vacío. Su amor al Maestro le mueve urgente a comunicar esta noticia, a los discípulos. Ella es la gran mensajera, una de las primeras evangelizadoras, que comunica esta gran noticia a los apóstoles.

Juan, el discípulo amado de Jesús, vio y creyó, Pedro y Juan van rápidamente al sepulcro, y lo encuentran vacío. El sepulcro está vacío, es un signo esencial que nos dice mucho. Al llegar Pedro entró en el sepulcro, vio las vendas en el suelo y el sudario, sin el cuerpo de Jesús. Pero el discípulo amado de Jesús vio y creyó. Es importante apoyarse en el Señor, sin él es imposible creer.

Día del Señor, este es el gran día, donde Cristo ha resucitado, es la Pascua de todo cristiano, que celebramos cada domingo, donde la vida ha triunfado, sobre la muerte, Jesús ha pasado a una nueva vida en plenitud… pues su muerte ha sido aceptada por el Padre, al resucitar a su Hijo, por eso, tenemos que anunciar esta Buena Noticia a todos: que “Jesús ha muerto y ha resucitado, él, está vivo”. Gracias a su resurrección, también nosotros hemos resucitado con él, teniendo una nueva vida en Cristo, pasaremos a una nueva vida en plenitud… esa es nuestra gran esperanza. Alegrémonos, porque Cristo verdaderamente ha resucitado.


Pbro. Salvador A. Carrasco Castro



viernes, 5 de abril de 2019

V DOMINGO DE CUARESMA CICLO C 2019

Posted by salvador on 4/05/2019 11:21:00 p.m. with No comments

  La Misericordia y el pecador

Jesús después de orar toda la noche, bajo del monte de los olivos de madrugada y se dirigió al templo de Jerusalén para enseñar; también la gente que madrugaba iba al templo de Jerusalén, para escuchar las enseñanzas del Maestro, que les ilumina su existencia; de pronto se escucha un alboroto, son los fariseos y escriban que arrastran a la pobre mujer interrumpen bruscamente las enseñanzas de Maestro, pues a la pobre mujer, La encontraron en flagrante delito de adulterio.
Todos somos pecadores, los que se creen justos le tienden una trampa al Maestro, le dicen: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?». Esta pregunta está cargada de malicia y odio al Maestro, pues quieren encontrar motivo para condenarlo y apedrearlo; si Jesús responde que hay que perdonarla, entonces dirán que se está sublevándose contra Roma, pues solo ellos pueden dar la pena de muerte y perdería su fama de bueno, de manso y bondadoso. También muchas veces usamos la maldad, de uno para hacer daño a otro, eso es terrible y diabólico, pues esta gente se ha enceguecido y desean dar muerte al maestro. Son exigen te, quieren que rápido se aplique la ley, quieren amargar la vida de Jesús. Le insistían que dé ya la respuesta, querían impacientarlo, como a veces nos sucede, pero Jesús, con paciencia se levantó.

Jesús, como autoridad divina, se levanta y dice: «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.». que gran respuesta, no se la pensaban, esta respuesta es para que se diesen cuenta que también estos escribas y fariseos eran pecadores; y un pecador no puede acusar a otro pecador, por más grave que sea el pecado; ellos al examinarse a sí mismo, estaban también llenos de pecado, y tal vez hay estaba el adultero, y otros que la tal vez la mujer los rechazó; ellos al mirarse interiormente se avergonzaron y se retiraron sigilosamente, desde los viejos hasta los más jóvenes, quedando solos Jesús y la mujer adúltera.
La Misericordia y el pecador. «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más.», Jesús le devuelve la dignidad a la mujer, también al hombre, donde están los que te han acusado, no hay nadie, pues yo tampoco te condeno, anda vete en paz, pero no vuelvas a pecar. La adultera encontró a un tiempo la vergüenza, el perdón, la gracia y el cambio de vida. Cara a cara la Misericordia y el pecador; el médico y el enfermo, y el Salvador una vez más Jesús ha actuado, como Salvador, como Médico. Intenta ante todo curar a la mujer y curar a los orgullosos letrados y fariseos, que son pecadores, están enfermos, pero no se dan cuenta, y esa es su más grave enfermedad.  Dios la ha salvado de una muerte segura, ante estos escribas y fariseos que exigían rápidamente el cumplimiento de la Ley. Jesús viene a perdonar, sanar los corazones, curar a todos los enfermos, aunque sus casos sean difíciles.
Ánimo Jesús dará su vida por ti y por mí; ya cercana la Semana Santa, Jesús nos va a mostrar, que, con su pasión, muerte y resurrección, descubriremos la riqueza de este gran misterio del amor de dios que nos tiene.

                                       Pbro. Salvador A. Carrasco Castro