sábado, 21 de octubre de 2017

XXIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO A

Posted by salvador on 10/21/2017 09:29:00 a.m. with No comments

¡DAD AL CESAR… ¡Y DEVOLVER A DIOS LO QUE ES DE DIOS!


Los fariseos se juntan con los herodianos, para arremeter contra Jesús, buscando motivos para hacerle quedar mal ante la multitud, descubrimos que hay maldad en sus corazones.

 Formulan una pregunta maliciosa, para tenderle una trampa, ¿Es lícito pagar impuesto al Cesar sí o no? Si Jesús responde que sí, entonces sería una persona que está a favor del imperio romano, que es pagano y por tanto sería un traidor; y si dice no, entonces, dirán los fariseos, que se está sublevando contra la autoridad de Roma, y los herodianos, tendrían motivo para acusarlo, como sedicioso, total a ellos no les importaba si pagasen o no el impuesto, sino cogerle a Jesús, y hacerle quedar en ridículo; pero el conociendo la malicia de sus corazones, da una respuestas envolviéndoles en su propia trampa.

“Dad al Cesar lo que es del Cesar y devolver a Dios lo que es de Dios”, es una repuesta muy sabia, pues responde a la inquietud de los fariseos y también a los herodianos, acá no hay disyuntiva, como se ha querido interpretar, diciendo: zapateros a tus zapatos; que la iglesia no tiene que meterse en asuntos políticos, económico, sociales… Pero esta interpretación es totalmente falsa, porque ocuparse de Dios no es sólo ocuparse del culto, sino preocuparse por la justicia, y por los hombres, que son los hijos de Dios. Pretender que la Iglesia permanezca en hablar sólo de Dios, y que se haga la sorda, la ciega y la muda ante los problemas morales y humanos de nuestro tiempo, es quitar a Dios lo que es de Dios.

Hay que ser buen cristiano, y buen ciudadano, donde el buen cristiano, no hace la disyuntiva, separando lo civil de lo religioso, al contrario, un buen ciudadano, debe reconocer la autoridad política, y obedecer, porque toda autoridad viene de Dios y por tanto debe cumplir sus obligaciones como ciudadano, pagando sus impuestos, y donde toda autoridad, debe gobernar para todos, buscando el bien común y el bienestar de todas las familias.

Nos interpela el evangelio, por eso frente a situaciones donde la autoridad abusa de su mando, es preferible obedecer a Dios y no a los hombres, es decir cuando la autoridad, se va contra la vida, contra la familia, no busca el bienestar de la niñez ni de la juventud y de las familias, es preferible obedecer a Dios.


                                      Pbro. Salvador A. Carrasco Castro

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