La Misericordia
y el pecador
Jesús después de
orar toda la noche, bajo del monte de los olivos de madrugada y se dirigió al
templo de Jerusalén para enseñar;
también la gente que madrugaba iba al templo de Jerusalén, para escuchar las
enseñanzas del Maestro, que les ilumina su existencia; de pronto se escucha un
alboroto, son los fariseos y escriban que arrastran a la pobre mujer interrumpen
bruscamente las enseñanzas de Maestro, pues a la pobre mujer, La encontraron en
flagrante delito de adulterio.
Todos somos
pecadores, los que se creen justos le tienden una trampa al Maestro, le dicen: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida
en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras;
tú, ¿qué dices?». Esta pregunta está cargada de malicia y odio al Maestro, pues
quieren encontrar motivo para condenarlo y apedrearlo; si Jesús responde que
hay que perdonarla, entonces dirán que se está sublevándose contra Roma, pues
solo ellos pueden dar la pena de muerte y perdería su fama de bueno, de manso y
bondadoso. También muchas veces usamos la maldad, de uno para hacer daño a
otro, eso es terrible y diabólico, pues esta gente se ha enceguecido y desean
dar muerte al maestro. Son exigen te, quieren que rápido se aplique la ley,
quieren amargar la vida de Jesús. Le insistían que dé ya la respuesta, querían
impacientarlo, como a veces nos sucede, pero Jesús, con paciencia se levantó.
Jesús, como
autoridad divina, se levanta y dice: «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.». que
gran respuesta, no se la pensaban, esta respuesta es para que se diesen
cuenta que también estos escribas y fariseos eran pecadores; y un pecador no
puede acusar a otro pecador, por más grave que sea el pecado; ellos al
examinarse a sí mismo, estaban también llenos de pecado, y tal vez hay estaba
el adultero, y otros que la tal vez la mujer los rechazó; ellos al mirarse
interiormente se avergonzaron y se retiraron sigilosamente, desde los viejos
hasta los más jóvenes, quedando solos Jesús y la mujer adúltera.
La Misericordia y el pecador. «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no
peques más.», Jesús le devuelve la dignidad a la mujer, también al hombre, donde
están los que te han acusado, no hay nadie, pues yo tampoco te condeno, anda
vete en paz, pero no vuelvas a pecar. La adultera encontró a un tiempo la
vergüenza, el perdón, la gracia y el cambio de vida. Cara a cara la
Misericordia y el pecador; el médico y el enfermo, y el Salvador una vez más
Jesús ha actuado, como Salvador, como Médico. Intenta ante todo curar a la mujer
y curar a los orgullosos letrados y fariseos, que son pecadores, están enfermos,
pero no se dan cuenta, y esa es su más grave enfermedad. Dios la ha salvado de una muerte segura, ante
estos escribas y fariseos que exigían rápidamente el cumplimiento de la Ley.
Jesús viene a perdonar, sanar los corazones, curar a todos los enfermos, aunque
sus casos sean difíciles.
Ánimo
Jesús dará su vida por ti y por mí; ya cercana la Semana Santa, Jesús nos va a
mostrar, que, con su pasión, muerte y resurrección, descubriremos la riqueza de
este gran misterio del amor de dios que nos tiene.
Pbro. Salvador A. Carrasco Castro
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