
“NO SE LO IMPIDAN, DEJEN QUE
HAGA EL BIEN”

“Dejen
que haga el bien”, el querer el bien del hombre no puede ser un privilegio de
un solo grupo Jesús añade: “El que no está en contra de nosotros
está a nuestro favor”. Por, por eso podemos afirmar, que el bien que se hace no
está limitado exclusivamente a un grupo. La verdad no está monopolizada, a un
grupo reducido o que se creen los elegidos...Todo ello nos permite ser
tolerables, comprensibles, entrar en un dialogo fraterno con otros grupos o
personas que hacen el bien.
“Si
dan un vaso de agua a unos de estos más pequeños, tendrán su recompensa; estos
pequeños son los discípulos, que dejando todo se han comprometido con Jesús anunciar
el reino de Dios, a todos los lugares que el Señor los envía, y es importante
darles un vaso de agua, ya que tendrán la recompensa.
No
escandalizar a los más pequeños del reino, estos pequeños son
aquellos que recién han recibido la fe; donde los crecidos en la
fe, no deben escandalizar a los pequeños de la fe, es decir no se debe
dar mal testimonio de vida porque esto escandaliza a los pequeños y ponen en
peligro su salvación.
Renunciar
a todo aquello que nos impida ingresar al reino de Dios, es una exigencia que nos pide Jesús, diciendo
si tu mano, o los pies, o los ojos te hacen pecar, más vale que te lo
arranques, para que puedas ingresar al reino de Dios; ya que la mano, los pies,
muchas veces hacemos el mal, no el bien, y con los ojos que representa a los
malos deseos, deseamos el mal; por eso procuremos siempre hacer el bien, para
ingresar al reino de Dios. Si no te cortas la mano, o los pies, o los ojos, que
te hacen pecar, iras al infierno, donde el gusano no muere, y el fuego no se
apaga, será un eterno suplicio.
Alegrarse
por el bien que se hace, aunque no sean de los nuestros,
recordando que Dios obra siempre el bien, independientemente y no está sometido
a los caprichos humanos. Quien se compromete con Jesús debe renunciar a todo de
manera radical, a todo lo que se le oponga, para ingresar al reino de Dios.
Finalmente,
hay un dicho: “Tal como vives, morirás. Si vives como pecador, morirás
como pecador; si vives como buen santo, morirás como santo”; es decir tendrá una
digna muerte.
. Pbro.
Salvador A. Carrasco Castro