
¡ENVIADOS, PARA
ANUNCIAR LA BUENA NOTICIA!


Da algunas normas para que puedan evangelizar sin
dificultad, no
lleven dos túnicas, con ello les indica que deben ser transparentes, y que no
deben llevar una doble vida; no lleven alforja, ni dinero, con ello les indica
que deben confiar en Dios, como es el caso de Pablo, que su tarea era: “Hay de mí
si no evangelizará”, es urgente el anuncio de la Buena Noticia, y hay que
hacerlo de dos en dos, contando con un solo bastón, para el camino llegando a
todos los rincones. No hay que preocuparse en tener éxito, ya que es obra de Dios.
Quédense en una casa si los han acogido, es cuando se está formando una comunidad de fe, y han
empezado a vivir los valores del evangelio; no buscando ser importantes, porque
la persona más importante es Jesús; pero si en algún sitio no los escuchan y no los reciban, sacudan el polvo de sus pies. Jesús los prepara, porque también van a
tener la experiencia de ser rechazados como le pasó al profeta Amós.
Ellos salieron a predicar la conversión, echando demonios, y ungían
a los enfermos; todo eso lo realizaban por mandato de Jesucristo, indicándoles que
es necesario la conversión, que la gente conozca que es el pecado, que distinga
lo bueno y lo malo; para rechazar lo que no agrada a Dios, y a todo esto también
ungían a los enfermos y estos se sanaban.
La evangelización es tarea de todo bautizado y no solo
de un pequeño grupo, que en
este caso no solo sería de los sacerdotes, sino todos los bautizados, guiados
por el obispo o sacerdotes, que han sido elegidos, y enviados para que
participen de la misión de Jesucristo, como los apóstoles. Dios confía a unos
discípulos, y a cada creyente que ha sido elegido y enviado para que anuncien
la Buena noticia.
Pbro. Salvador
Carrasco C.
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