¡NO TENGAN MIEDO…!
¡No
tengan miedo a los hombres!, les dice Jesús a los apóstoles, que tienen que ser coherente con la misión que les confía, cual es, anunciar el evangelio y ser fieles a Jesucristo; no quiere
que se distraigan, si acogen o no, el mensaje de Dios; sino más
bien, quiere que el anuncio del evangelio, sea autentico y puro, nada tiene que omitirse,
no puede acomodarse a los intereses del hombre o de la sociedad, no puede ocultarse, no tiene que
perder su fuerza transformadora... Este anuncio del evangelio a las gentes, les producirá miedo, temor y angustia, por ser apóstoles del Maestro, donde correrán los mismos riesgos de Jesús; por eso los prepara, para que no tengan miedo.
¡No
tengan miedo…!, sabemos que el miedo paraliza, impide
actuar, por eso Jesús les dice que no tengan miedo, a que puedan perder su
trabajo, su estabilidad, su salud, de ser perseguidos, de ser encarcelados, de ser calumniados, que hablen mal…, de
tantas amenazas, que no podemos librarnos, por eso nos asusta y nos angustia de perder
toda seguridad; Jesús quiere animarnos, para que no tengamos miedo, Dios está con
nosotros y no nos abandona, no estamos solos, sigamos anunciando a Cristo y con fidelidad a Él. Hay otros miedos, pero el que más nos asusta, es la muerte.
No
tengan miedo a los que matan el cuerpo,... sino aquel que puede destruir con el fuego alma y cuerpo, el mundo aprecia en estos tiempos mas su
cuerpo, dedicándole muchas cosas; y no se preocupa de embellecer su alma; los
apóstoles no deben temer a los que matan el cuerpo, pues estas personas que
matan, no pueden más que solamente eso; pues el alma es los más importante para
Dios, como dice san Juan Crisóstomo: "El alma embellecida, agrada a Dios". Por
eso debemos anunciar el evangelio sin ambages, ni componendas, que todos conozcan el mensaje de Jesucristo, aunque uno pueda perder la vida terrenal y no la vida eterna; pues la última palabra lo tiene Jesús
que puede condenar o salvar al hombre. Jesús no ayuda a superar todo miedo, cuando confiamos en Dios, en su providencia y en el profundo amor que nos tiene, por eso valemos mas que las aves del cielo y no hay comparación con estos animales.
Pbro. Salvador Carrasco C.