“ÉSTE ES EL CORDERO DE DIOS, QUE QUITA EL PECADO DEL MUNDO”
Dios
camina con su pueblo, acabamos el tiempo de Navidad, que experimentamos
la presencia amorosa del niño Dios, débil y frágil, que se ha revestido de
esta carne humana; y ahora empieza Dios a caminar con su pueblo, donde es
necesario saber quién es y conocer su misión, porque ha venido, para estar y
caminar con nosotros.
Juan
nos afirma, que Jesús es el “Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Los
judíos no conocían quien era Jesús, pensaban que era Juan el Bautista el
Mesías, pero él da una respuesta a los enviados por los judíos, diciendo: que
no era el Mesías, sino que detrás de mí, viene alguien que es más grande que él.
Al día siguiente, Juan vio a Jesús que se acercaba y exclamó: “Este es el Cordero
de Dios, que quita el pecado del mundo”.
Jesús
como “Cordero de Dios”, es la imagen que nos da Juan sobre Jesús;
que nos indica que Jesús, será la nueva víctima, que se ofrece como Cordero
Pascual. El Cordero, que será llevado al
matadero, sin mancha, sin defecto, que cargará sobre el pecado de la humanidad,
no gritará, no voceará, manso y humilde, que será llevado al matadero, como
dice Isaías. Nadie es dueño de este Cordero, no es el cordero que eligen los
hombres y ofrecen en el Templo para que Dios perdone sus pecados, es el Padre
que elige a su Hijo, que se ofrece como víctima, como el verdadero Cordero de
Dios, que será signo de la acción salvadora de Yahvé. Sabemos que nadie quiere
ser culpable, por eso siempre buscamos a un inocente y lo hacemos culpable para
que pague por nuestros delitos, esa es la experiencia humana, pensamos que
alguien deber pagar.
Juan Bautista presta su última
declaración solemne sobre la misión de Jesús: Es “… que quita el pecado del mundo”, el Cordero de Dios, el Hijo
de Dios. Al principio no lo conocía, pero cuando se posa la paloma sobre Jesús,
recién lo conoció. Por eso Juan ya lo conoce y puede ahora dar su declaración
en favor suyo: “él es el Hijo de Dios”, él quita, o carga el pecado del mundo. Nadie quiere expresarse sobre el pecado,
que nos afecta a todos, incluso en nuestros días, perdiéndose la conciencia de
pecado, como nos decía el Papa Pio XII. La triste noticia que siempre percibimos
de nuestra realidad, que nos informan todos los medios de comunicación social,
como son los crímenes, robos, asaltos, adulterios de grandes artistas (enmascaran
estos pecados, diciendo que empieza una nueva relación, que gran mentira), maltrato
de mujeres,…También creemos que todo lo que decidimos está bien, pero no es
así, porque muchas veces, se va contra el orden establecido por Dios, por eso
esta sociedad no quiere que se hable nada del pecado, del misterio de iniquidad
que afecta al hombre. Jesús como el Cordero, se hace pecado y carga todo el
pecado del mundo; porque esa es su misión, Dios no ha venido a juzgarnos, sino
a perdonarnos y carga con todo el pecado de la humanidad.
Juan
Bautista, con su humildad, nos
dice que el bautiza con agua, pero
hay otro mayor que él, que es que ha de
bautizar con Espíritu Santo, es la acción poderosa del Espíritu Santo, que nos
purificará de todo pecado y nos dará una nueva vida, un nuevo nacimiento, que
empieza con la muerte de Cristo Jesús que muere como Cordero en la Cruz, pues
no ha venido a condenar, sino a salvar al hombre. A partir de ahora tenemos que
dar testimonio de nuestra vida que vivimos un continuo proceso de conversión, que,
al recibir la gracia bautismal, habita en nosotros el Espíritu Santo, que es la
obra de Dios en nuestra vida, no es el padre que te hace hijo de Dios, sino es
Dios mismo que nos hace hijos de Dios, hemos nacido a una nueva vida, donde
tenemos que dar testimonio como buenos hijos de Dios, que somos ya distintos,
porque el Señor ha trasformado tu vida.
Pbro. Salvador A. Carrasco Castro