“PERMANECER
EN EL AMOR”
El Padre celestial, que ha tomado la iniciativa en este movimiento de amor, ha enviado por amor a su Hijo, por y para los
hombres. El Hijo acepta esta misión llevando esa corriente de amor hasta los hombres, y solo así comienza el
recorrido inverso del amor de los hombres a Cristo y luego al Padre celestial Este
movimiento de amor, garantiza la
permanencia y presencia del Señor.
“Si
guardan mis mandamientos permanecerán en mi amor”, Jesús nos da la clave para permanecer
en su amor, cual es, guardando los mandamientos, Jesús cumplió los mandamientos
de su Padre, de manera muy perfecta, y no como los santos, que le fallaron y a
medias; por eso nos pide que cumplamos los mandamientos no ha medias, sino cada
vez más perfecta, y procurando hacer la
voluntad del Padre celestial, para permanecer en el amor, que todo lo recrea.
Todo
cristiano debe mantenerse alegre, la alegría que Cristo nos da, no es como el mundo
nos quiere dar, que es una alegría falsa y pasajera; la alegría que Cristo nos
da, es verdadera, duradera, que llegara a su plenitud, a pesar de las
tribulaciones que tengamos que pasar, nada nos quitara dicha alegría de
sabernos que el Padre nos ama como a su Hijo, donde permanece y si hace presente…
por nosotros.
“Nadie
tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”. Jesús se presenta como modelo de amor, pues él es la medida como nosotros
debemos amar, incluso hasta el límite de nuestra existencia, como él lo
demostró dando la vida por sus amigos. Los llama amigos, a los discípulos o
creyentes, ya no los llama siervos, porque el amigo está en el mismo nivel,
donde debemos amarnos los unos a los otros, reflejando el amor de Dios.
"Yo
los he elegido, y no ustedes a mí" debemos recordar estas expresión de Jesús, que primero nos ha elegido, para que seamos sus discípulos y no es que nosotros lo hemos
elegido; sino por pura gracia de Dios, hemos sido elegidos, tampoco por
nuestros méritos, sino por puro amor, estando destinados para que demos frutos,
y permanezcamos en su amor.
Pidan
con confianza a mi Padre, que él se los concederá, porque unidos al Hijo, y permaneciendo en su amor, el Padre
nos ama en el Hijo, y por tanto él nos concede lo que realmente le pedimos.
Pbro. Salvador A. Carrasco Castro
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