“LA PROMESA DEL PADRE Y DEL
HIJO SE CUMPLIÓ”
Los apóstoles tenían miedo a los judíos, esto en sentido religioso, ya que por haber
optado por Jesús, eran excluidos de la sinagoga, formando un grupo sin puesto y
sin paz.
La presencia de Jesús en
la primera comunidad, hace
que este grupo tenga paz, por haber optado por Cristo y en segundo lugar,
reciben el poder de lo alto, para continuar la obra de Jesucristo. Es así que
esta primera comunidad, está formada por los apósteles, las santas mujeres y
María la madre del Señor.
La nueva comunidad
naciente, es
caracterizada por el Espíritu del Padre y del Hijo, donde la presencia del
Espíritu Santo, los anima y los mueve para anunciar la Buena Noticia, y reciban
el don del Divino Espíritu, que es la oferta del Padre y del Hijo.
El Espíritu Santo hace
que esta comunidad naciente, sea misionera, y forme un cuerpo orgánico, recibiendo el nombre
de Iglesia, para diferenciarla de la sinagoga, que está conformada por todos
los creyentes en Cristo Jesús que esperaron la promesa del Padre y del Hijo,
cual es el espíritu Santo. Que al recibir el Espíritu Santo, ésta Iglesia con
todo su cuerpo orgánico se convierte en misionera, anunciado la Buena Noticia
al mundo, con valentía y sin miedo.
La comunidad de creyentes,
es lugar del perdón y de la reconciliación, finalmente al venir el Espíritu Santo sobre los
apóstoles hace que la iglesia sea misionera, sea el cuerpo orgánico de
Cristo y se convierte en lugar de perdón
y de reconciliación, porque Cristo le dio el poder a los apóstoles de perdonar
los pecados.
Pbro.
Salvador Carrasco C.
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