¡ÉL SE REVELA A LOS PEQUEÑOS!
Jesús da gracias al Padre, porque solamente el reino de los cielos se ha
revelado a los más sencillos y pequeños,
que ponen su confianza en Dios. Lo dice en oración a su Padre, no es un
fracaso, porque los sabios y entendidos, han rechazado a Jesús y su mensaje,,
al cerrar su corazón; solamente los sencillos han acogido con humildad la
revelación de su Hijo.
Hijo de Dios, es capaz de revelar el rostro del Padre, a los sencillos, y quienes son
estos pequeños, son los débiles,
desprotegidos, que ponen su confianza en el Señor; son los sencillos que
no pretenden grandes riquezas ni honores, ni ocupan grandes puestos para ser
reverenciados, son aquellos que no presumen de su sabiduría, o de sus riquezas;
son aquellos poco preparados con poca cultura y conocimientos y pobres, que la
sociedad no quiere contar con ellos, los marginan, solo estos pequeños confían
en Dios.
El Hijo no revela los misterios de su reino a los sabios e inteligentes,
se refiere a los escribas, fariseos y
doctores de la Ley, que no tenían un corazón bien dispuesto, para
acoger a Jesús y su mensaje, estaban seguros de sí mismos, de su doctrina y de
sus leyes, no quieren escuchar a Jesús, y están ciegos y sordos, atrapados en
sus prejuicios religiosos. También son aquellos, que se presumen de tales, que
piensan que con su intelecto pueden alcanzar toda la verdad; son los que el
mundo considera grandes, por razón de su ciencia e inteligencia, son los sabios, que tienen
éxito en sus empresas y se llenan de riquezas o que tienen poder, y no
tolerarían jamás ser pequeños y sencillos; ellos no quieren creer en Jesús como
el enviado del Padre, por eso, no se les revelara el rostro del Padre, porque
se creen autosuficientes.
Vengan a mí los que están cansados y agobiados que yo los aliviare,
cargar con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón. Los fariseos
habían convertido la religión en algo agobiante porque habían complicado la
vida diaria de los creyentes, con innumerables leyes… Jesús acoge a los
pecadores, para aligerar su carga, ya que el pecado los oprime y los angustia, y estaban esclavizados y
dominados y agobiados por tantas normas; por eso, quiere liberarlos de todo
pecado, y les da un yugo y carga más ligera, cual es el tener el amor filial al
Padre, reproducir la imagen de su Hijo, para ser verdaderos hijos de Dios,
asumiendo la carga de sus hermanos, es decir, cumpliendo cosas muy sencillas, para
alcanzar el reino de Dios.
Pbro. Salvador A. Carrasco C
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