¡EL BIEN, PREVALECE ANTE EL MAL!
El Buen sembrador es Dios, pues sabemos que Dios ha creado todo de la nada y todo lo que hizo era
bueno, Dios no ha creado el mal, incluso el hombre fue creado por Dios por puro
amor y para el amor, por tanto el hombre tiene que estar vigilante, para no ser
engañado por el demonio, pues de lo contrario habrá dos sembradores... y dos
sementeras.....
La realidad del mal viene del Demonio, que siembra cizaña en el corazón del hombre que está dormido, que ha
asumido su vida de cristiano de manera irresponsable, convirtiéndose en
sementera del mal, ya que no ha sido vigilante, para evitar que siembren en su
corazón la maldad.
Dios da una oportunidad al pecador, que quieren arrancar la cizaña, pero el sembrador, les dice que no, no
vaya a ser que cuando arranquen la cizaña también arranquen el trigo, hay que
esperar hasta cuando llegue la ciega, por eso Dios espera al pecador para que
deje de hacer todo tipo de maldad, y además conviven el bien y el mal en este
mundo, donde el cristiano tiene que permanecer firme, no dejándose arrastrar
por el mal, como muchas veces se dice: como todo el mundo lo hace yo también lo
haré y realizan la maldad…..
La cizaña será quemada, al final de los tiempos ya que la cosecha esta pronto, y la ciega comenzara, dice el dueño del
campo, que para cosechar primero hay que sacar la cizaña y atadla para echarla
al fuego, ojala que nosotros no seamos esa cizaña.
El bien prevalecerá, pues son los hombres que son
buenos trigos, son aquellos, que han dado frutos en su vida, que acogieron la
palabra de Dios, y que no se han dejado ganar por el mundo, el poder y el
placer. Han vivido conforme a la Palabra de Dios, sin juzgar a los demás.
Otra parábola del grano de
mostaza y levadura, nos indica que la fuerza y expansión del reino de Dios ha
comenzado con la presencia de Dios, y que ella se propaga por los buenos
cristianos que van transformando esta realidad a una nueva realidad querida por
Dios. Es el tiempo del crecimiento del Reino de Dios en el mundo. Se valiente, para que seas colaborador en la
construcción del Reino de Dios.
Pbro. Salvador Carrasco C.
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