EL ENCUENTRO CON JESÚS, ¡CAMBIA EL CORAZÓN!
Un caso
perdido, Zaqueo, como jefe de publicanos, es rico, cuya riqueza es mal
obtenida, y no se preocupa por los otros; es un hombre marginado por el
sistema religioso, por ser pecador público, muy repudiado, despreciado,
rechazado, odiado, por su gente; por estar al servicio del imperio romano. Es
decir un pecador y traidor, imposible de salvarse, que es visto como un caso
perdido.
Zaqueo desea
ver a Jesús, movido aparentemente por la curiosidad pero, en lo más profundo de
su ser, es movido por el amor de Dios que lo conducía, intenta ver a Jesús. Su baja
estatura se lo impide y entonces se sube a un árbol para, desde allí, ver el
paso de Jesús. Grande sería su sorpresa al oír la voz de Jesús llamándole e
invitándole a bajar del árbol para ir a su casa a comer juntos. ¡Qué alegría la
de Zaqueo! Solo deseaba o quería ver al Señor y el Señor le bendice abundantemente al
hacerse su huésped. ¡Qué bondad tan grande la de Jesús! La bondad y el amor de
Jesús transformarán el corazón de Zaqueo atrapado por la ambición y codicia.
"Hoy ha
llegado la salvación a esta casa" Jesús vino para rescatar a los
pecadores, imposible de salvarse, al hombre necesitado de salvación. Zaqueo
recibe esa gracia, al recibir a Jesús en su casa, la palabra lo transforma, y
cambia de actitud ante las riquezas, y le dice a Jesús que repartirá la mitad
de sus bienes a los pobres y que restituirá cuatro veces a los que les ha engañado.
Por eso dice el Señor: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa”. La salvación
de Jesús comienza a experimentarse cuando la persona comienza a romper con lo
que le impide la libertad y comienza a ser libre para amar a Dios y a los
demás. Zaqueo dejo atrás su avaricia y codicia y da paso en su alma a la
justicia y la solidaridad.
Dejemos que
Jesús cambien nuestros corazones, pues su palabra, renueva nuestros corazones,
y hace que cambiemos, y entremos por ese proceso de conversión como Zaqueo,
Jesús te dice, hoy baja, vengo alojarme en tu casa para cambiar tu corazón.
Pbro. Salvador
A. Carrasco Castro
0 comentarios:
Publicar un comentario