domingo, 20 de octubre de 2013

DOMINGO XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO - C

Posted by salvador on 10/20/2013 04:19:00 a.m. with No comments


ORAR SIN DESANIMARSE, DIOS TE RESPONDERÁ

Momentos difíciles, cuando Jesús describe una realidad, donde hay opresores y oprimidos, donde existe un juez, que no teme a Dios y no le interesa lo que digan los hombres, por eso el pobre, el  oprimido, claman su grito continúo hacia el cielo, esperando que Dios lo escuche, y llegue la justicia divina.

La viuda representa a estos hombres oprimidos, a los niños huérfanos, a los pobres, que continuamente fastidian al juez, que es malo y no es fiel; están esperando que les haga justicia, ya que la situación de tantos hermanos golpeados, por las diversas adversidades, siguen orando, rezando a Dios, y confían en la palabra de Dios, que tal vez no oyeron hablar de Dios, pero anida en ellos la gran esperanza que un día llegará la justicia divina de Dios.

Jesús quiere que no nos desanimemos cuando oramos, por eso nos relata la parábola de la viuda y el juez injusto, ella continuamente fastidia a este juez malo, que no teme a Dios ni respeta al hombre, y es corrupto, ojala que no hubiera jueces corruptos, pero sabemos que los hay, a pesar de ello, la viuda, insiste, fastidia,  y es inoportuna, es decir se la está jugando, pues quiere que le hagan justicia, y por temor a recibir unos golpes de esta mujer viuda, y para que no le siga fastidiando, le hace justicia; ha logrado conseguir que se le haga justicia porque ha perseverado, de manera constante,  y así Dios quiere que seamos constantes en la oración.

Orar sin desanimarse, sin cansarse, y perseverando, con la certeza y confianza que Dios te responderá y nos dará, lo que nos es conveniente; por eso es importante perseveran en la oración, sin desmayar, sin desalentarse, sin aburrirse, y Dios te concederá lo que es conveniente para la salud del alma y del cuerpo.

Habrá fe, cuando Dios venga, él demora en venir, porque nos ama y quiere por eso espera que tengamos fe, ya que él quiere siempre nuestro bien.
                                                                   Pbro. Salvador A. Carrasco Castro



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