DÍA DEL SEÑOR”
Nº. 80 – 08 Setiembre 2013
CONDICIONES PARA SER DISCÍPULO DE JESÚS.
Mucha gente
acompaña a Jesús, la razón es que, unos, se quedaban admirados por sus enseñanzas; otros
por los milagros que hacía; y otros por la multiplicación de los panes, donde
quedaron todos saciados, es decir lo siguen por algún interés, por eso Jesús,
se vuelve hacia ellos y les hace una
invitación para que puedan seguirlo como discípulo, es necesarios cumplir lo
que nos pide.
Renunciar a la
familia, muchas veces la
familia son un obstáculo para seguir a Jesús, pues cuando tienes visita de tus familiares,
dejas de asistir a misa, porque tienes que atenderlos y complacerlos, y dejas a
Jesús a un lado; de la misma manera, con tu hermano, hermana, padre o madre, y
pospones a Jesús. Jesús no quiere que rompas con tu familia, sino más bien
quiere que primero lo ames a Él, sin dejar de amar a tu familia, como nos
recuerda el libro de Dt. 5,4. “Amaras al Señor tu Dios sobre todas las cosas”.
Renunciar a sí mismos, es lo más difícil en nuestra vida, porque siempre tenemos nuestro propios
proyectos, como son el deporte, el paseo, los viajes, el trabajo, que tengo que
ganar dinero, porque hoy es mi oportunidad, y nos cuesta obedecer y dejamos de lado a Jesús; que pena, siempre a
Dios lo ponemos al final.
Renunciar a los
bienes, porque nos dan
seguridad en los vaivenes de la vida, como son la vejez, la enfermedad, los
accidentes etc. Estos bienes o rentas,
nos socorren en los momentos difíciles, por ello no es malo, sino cuando
ponemos amor a los bienes por encima de Dios. Con el peligro de caer en la
idolatría de los bienes por qué no compartimos.
Para ser
discípulo de Cristo hay que cargar la cruz y renunciar a todo, cueste lo que cueste, pues, la cruz, es cuando pierdes un trabajo, por
ser coherente con tus principios cristianos, cuando se burlan de ti, porque vas
a misa; cuando no te dejas quebrar la mano, has empezado a construir tu vida
cristiana, midiendo tus fuerzas, aunque
se mofen tus amigos, eso es tu cruz, no el dolor por el dolor, sino soportar
todo por amor a Jesús.
Pbro. Salvador A. Carrasco Castro
DÍA DEL SEÑOR”
Nº. 80 – 08 Setiembre 2013
CONDICIONES PARA SER DISCÍPULO DE JESÚS.
Mucha gente
acompaña a Jesús, la razón es que, unos, se quedaban admirados por sus enseñanzas; otros
por los milagros que hacía; y otros por la multiplicación de los panes, donde
quedaron todos saciados, es decir lo siguen por algún interés, por eso Jesús,
se vuelve hacia ellos y les hace una
invitación para que puedan seguirlo como discípulo, es necesarios cumplir lo
que nos pide.
Renunciar a la
familia, muchas veces la
familia son un obstáculo para seguir a Jesús, pues cuando tienes visita de tus familiares,
dejas de asistir a misa, porque tienes que atenderlos y complacerlos, y dejas a
Jesús a un lado; de la misma manera, con tu hermano, hermana, padre o madre, y
pospones a Jesús. Jesús no quiere que rompas con tu familia, sino más bien
quiere que primero lo ames a Él, sin dejar de amar a tu familia, como nos
recuerda el libro de Dt. 5,4. “Amaras al Señor tu Dios sobre todas las cosas”.
Renunciar a sí mismos, es lo más difícil en nuestra vida, porque siempre tenemos nuestro propios
proyectos, como son el deporte, el paseo, los viajes, el trabajo, que tengo que
ganar dinero, porque hoy es mi oportunidad, y nos cuesta obedecer y dejamos de lado a Jesús; que pena, siempre a
Dios lo ponemos al final.
Renunciar a los
bienes, porque nos dan
seguridad en los vaivenes de la vida, como son la vejez, la enfermedad, los
accidentes etc. Estos bienes o rentas,
nos socorren en los momentos difíciles, por ello no es malo, sino cuando
ponemos amor a los bienes por encima de Dios. Con el peligro de caer en la
idolatría de los bienes por qué no compartimos.
Para ser
discípulo de Cristo hay que cargar la cruz y renunciar a todo, cueste lo que cueste, pues, la cruz, es cuando pierdes un trabajo, por
ser coherente con tus principios cristianos, cuando se burlan de ti, porque vas
a misa; cuando no te dejas quebrar la mano, has empezado a construir tu vida
cristiana, midiendo tus fuerzas, aunque
se mofen tus amigos, eso es tu cruz, no el dolor por el dolor, sino soportar
todo por amor a Jesús.
Pbro. Salvador A. Carrasco Castro
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