sábado, 18 de noviembre de 2017

XXXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO A 2017

Posted by salvador on 11/18/2017 06:53:00 p.m. with No comments

¡EL SEÑOR ALABA, A LOS QUE HAN FRUTIFICADO LOS TALENTOS!


Todos hemos recibido talentos según nuestra capacidad, quieras o no, todos estamos en relación o dependencia con Dios, unos hacen fructificar los talentos que han recibido, porque conocen bien a su Señor; pero otros no quieren hacer fructificar los talentos que han recibido, no quieren correr el riesgo, y solamente quieren conservar su fe, que se están enfriando. El Señor se va lejos, y regresará pronto, aunque tarde, este Señor es Jesús que murió, resucito y se fue a la gloria del Padre, y que pronto vendrá como juez a pedir cuentas de nuestros talentos.

Encontramos distinto comportamientos de los tres siervos, que se les ha dado talentos, los dos primeros hacen fructificar los talentos recibidos, el primero que recibió cinco talentos, hace fructificar otros cinco; el segundo que tiene dos talentos, hace fructificar otros dos, es decir cada uno rinde según su capacidad que Dios les concedió; pero el tercero, que recibió un talento, en vez de fructificarlo, lo enterró, sea por miedo, o por flojera.

Al regresar el dueño, alaba al primero y luego al segundo, que han fructificado bien los talentos que han recibido; el Señor le dice al primero: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu Señor”, lo mismo le dice al segundo. El talento no se refiere al dinero que hacen producir, sino más bien a la caridad que ellos hicieron con los más pobres, que siempre les movía el amor para realizar la caridad con el pobre, abandonado, y desprotegido.


El tercero no conoce bien a su Señor, por eso el Dueño lo llama siervo negligente y holgazán, es decir malo y perezoso, no quiere comprometerse porque tiene miedo, se ha anclado en sí mismo, se cierra en sí mismo, no quiere complicarse la vida, se desentiende de la realidad, lo peor del caso, es que tiene un concepto muy pobre de Dios, como: un Dios legalista, riguroso y exigente, justiciero, no misericordioso, ni compasivo; tiene la imagen de Dios desfigurada. Su gran pecado, es el de omisión, no quiere amar como Jesús nos ha amado; solo piensa en enriquecerse, escondiendo sus bienes, que no quiere socorrer ni compartir con los que más necesitan, viven su fe apagada, por no hacer obras buenas; viene el Señor y le quitara todo lo que tenía, y será echado al fuego eterno, por no amar. Debemos siempre agradecer a Dios por los talentos que nos da, y que sepamos adminístralos en favor de los pobres.

Queridos hermanos, que el amor a Dios, sea un gran motivo para que amemos a nuestros hermanos haciendo el bien, realizando las obras de caridad con los más pobres, de nuestra comunidad; sabemos que, en la comunidad de Mateo, se había enfriado el mandamiento principal, lo han enterrado ese talento; por eso también nosotros desenterremos ese talento, y empecemos a fructificar, haciendo el bien a los más pobres, como lo hizo san Vicente de Paúl, San Alfonso María de Ligorio, que fue anunciar la buena nueva a los alejados de la ciudad y otros santos.

                                      Pbro. Salvador A. Carrasco Castro






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