"AMARÁS AL
SEÑOR…" "Y AMARÁS AL PRÓJIMO COMO A TÍ MISMO"
¿Cuál es el primer mandamiento?
Le dice el escriba a Jesús, tiene buena intención
de conocer cuál es el primer mandamiento; esta preocupación surge porque hay 613
preceptos en el libro de la ley, quiere saber, cuál de ellos es el más
importante o primero. También, nosotros, debemos preguntarnos, cual es lo
primero o lo prioritario en nuestra vida diaria. Jesús nos dará la respuesta.
“El primero es: "Escucha
Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único." Jesús, nos
indica que no hay otro dios, que eso lo escuche bien Israel, su pueblo elegido,
que no tiene que tener o fabricarse otros dioses, como muchas veces, creamos el
dios dinero, el dios placer, el dios poder, el dios de la fama...por eso dice
nos manda, que hay un solo Dios, un solo Señor. No podemos tener otros dioses,
no podemos comparar los otros dioses con el Señor, pues es el único, nadie
puede ser superior a nuestro Dios, y Jesús nos sigue diciendo:
“Amarás
al Señor tu Dios, con todo tu corazón…” no son prohibiciones como nos muestra la Ley de Dios dada a Moisés, “No
matar, no mentir…”; sino más bien va dirigida hacia una persona, que tenemos
que amar a Dios, que está presente en Jesús el Hijo de Dios encarnado, que es
Dios mismo, a quien tenemos que escucharlo, amarlo y servirlo, es decir que con
todas las facultades que tiene el hombre, debe estar orientada para amar a Dios
en intensidad y profundidad, porque se ha revelado en Jesús; porque Dios ha creado
al hombre por amor, y para el amor. Este mandato, orienta la vida del hombre,
porque es un ser llamado para amar, y no debe amar otras cosas que no son
dioses.
“Amarás
a tu prójimo como a ti mismo” es la otra dimensión horizontal del amor, que Dios nos manda, amar al
prójimo, Procurando el bien del prójimo, que no pase necesidades ni apuros,
defender la vida, defender la familia, proteger al huérfano, socorrer a las
viudas…
Es
difícil amar, al que nos ha hecho daño, amar a nuestros enemigos, a uno que no
es de nuestra fe, amar a un musulmán, a un judío; pero si hemos tenido la rica
experiencia de ser amados por Dios, amaremos sin miedo a estos hermanos, que
también son hijos de Dios, pues tenemos un mismo Padre. Como dice San Juan, si
decimos que amamos a Dios a quien no vemos, y no amamos a nuestros hermanos, a
quienes vemos, somos unos mentirosos.
Jesús alaba al escribano, al
decirle: “No estas lejos del Reino de Dios? los otros
escribas, se quedaron admirados, por esta pequeña alabanza que le hace Jesús:
“No estas lejos del Reino”. Nosotros estamos dentro del Reino, cuando realmente
estamos amando a Dios y a nuestros hermanos, procurando su bien. También
juagamos nuestra salvación si no hacemos el bien a todos nuestros hermanos sin
ninguna distinción.
. Pbro. Salvador A. Carrasco Castro
0 comentarios:
Publicar un comentario