¡LO RECONOCIERON EN LA FRACCIÓN DEL PAN!
Dos discípulos abandonan la comunidad, se dirigen a Emaús, estaban tristes,
decepcionados, han sufrido al ver que Jesús murió crucificado; ya nada hay que
hacer, por lo que había sucedido en Jerusalén, todas sus esperanzas y
expectativas se esfumaron, por ello se van de la comunidad, pensaron que
saldría victorioso, que los liberaría del dominio romano…; pero no fue así, por
eso abandona la comunidad y empiezan nuevamente sus vidas, sin fe, sin esperanza,
lleno de frustraciones, no quieren reconocer que son hermanos; su esposa o
esposo, es una desilusión, ha muerto su matrimonio… su comunidad también ha
desertado; esto sucede muchas veces por no creer en el Resucitado.
Jesús los alcanzó y se
puso a caminar con ellos, que estaban comentado lo que ha sucedió en
Jerusalén, y se extrañan que el forastero no sepa nada de lo que ha sucedido en
Jerusalén, sus ojos estaban vedados, no reconocen que es Jesús, que les
pregunta que están conversando; se entera Cleofás y el otro discípulo que no
está informado, y le dicen: que fue un profeta poderoso en obra y palabras,
ante Dios y ante el pueblo… pero como vez, termino su vida en la cruz, … El
extraño, les llama la atención, diciéndoles que necios y torpes soy, y les va
explicando las Escrituras que todo esto estaba anunciado desde Moisés y los
profetas, que el destino de Jesús era querido por Dios. Lo maravilloso es que
cuando están hablando de Jesús, él está en medio de ellos, aunque no lo
reconozcan, pero su corazón ya ardía.
Quédate con nosotros, es una oración que brota del corazón, de
estos dos viajeros que iban a Emaús, se sentían tan contentos, porque en el
camino les iba explicando las Sagradas Escrituras, al ver que el forastero se pasaba
de largo, siendo ya muy tarde, lo invitan quedarse en su casa. El Señor nos
acompaña, espera que lo invitemos en nuestro hogar, no es un intruso, no
impone, no amenaza, es un Dios que camina contigo, un Dios que nos alcanza en
el camino de la vida, para que no perdamos la fe, ni la esperanza en el
Resucitado; espera que lo invitemos.
Lo reconocieron en la fracción de pan, aunque no podían reconocerlo en el camino, pero cuando se sienta para presidir la mesa, coge el pan, lo bendice, lo parte y se los dio, en ese momento se les abrieron los ojos y lo reconocieron que es Jesús resucitado, al momento desaparece. En este mundo, es fácil reconocer al Señor en la fracción del pan, en la escucha de la Palabra de Dios, en los sacramentos… pero muchas veces es difícil reconocer al Señor, en el pobre, en la viuda, en el enfermo, en el desposeído, en el marginado... pues pidamos al Señor que también abra nuestro entendimiento y nuestro corazón para reconocerlo en nuestros hermanos que sufren en todo sentido.
Se llenaron de alegría cuando
vieron al Resucitado, y se convierten en mensajeros, vuelven a su comunidad en Jerusalén, y
anuncian con alegría, que han visto al resucitado, que lo reconocieron en la fracción
del pan, por eso en el camino les explicaba las Sagradas Escrituras, y su
corazón ardía profundamente, les despertó la fe en Jesús resucitado. Los hermanos les
dijeron, que también se apareció a Pedro, y así quedo confirmada la fe. Jesús
esta siempre con nosotros, nunca nos abandona y permanezcamos en una comunidad de fe, que ahí esta presente y nos ayuda a crecer en el amor.
Pbro. Salvador
A. Carrasco Castro