¡SEAN LUZ DEL DEL MUNDO!
“Vosotros
sois la sal de la tierra”, Ser sal de la tierra, significa que
un discípulo, mantiene una relación fraterna con Cristo Jesús, viviendo el
espíritu de las bienaventuranzas y los valores del reino. Es el que da sabor
divino a todo lo humano, en un mundo que está fuertemente materializado,
enriquecido con falsos valores. Ahí, el discípulo tiene que dar ese sabor y
gusto por las cosas divinas de Dios; evitar la descomposición de una sociedad
querida por Dios, viviendo y manteniendo firme las enseñanzas de Jesús.
Si
la sal esta sosa, ya no sirve para nada, es necesario
votarlo, así pasa con los discípulos, que no dan testimonio de vida cristiana,
se han encerrado en su religiosidad; incluso ya no son luz del mundo y han
perdido su identidad, viviendo en el pecado, donde todo está permitido, por eso
es necesario ser sal de esta tierra, que da sazón a la vida cristiana, nos conserva de toda podredumbre a los que hemos sido salvados, como nos dice san Juan Crisóstomo.
“Vosotros
sois la luz del mundo”, deben iluminar al mundo que vive en
tinieblas, que no distingue lo bueno de lo malo, un mundo que promueve el
hedonismo y la cultura de la muerte, que ha perdido el sentido de la vida…; un
mundo donde la mayoría de los medios de comunicación, nos venden informaciones falseadas, y
viven de la desgracia del hombre, que deforman la conciencia humana…Jesús es la
luz del mundo, hace que cada discípulo y que cada comunidad cristiana sea luz,
para toda la humanidad, y no solo para un pueblo, para que puedan creer en Jesús, por las buenas obras que realiza un buen discípulo, que mantiene viva su fe, comunicando esa luz a mucha gente que sigue viviendo en tinieblas.
Una
luz no puede ponerse bajo el celemín, no se puede ocultarla,
pero que muchas veces preferimos las cosas del mundo, para que no sepan que somos cristianos y se burlen de uno mismo, ocultando la verdad
divina, que si somos luz del mundo; es necesario que el mundo conozca las obras buenas que realiza cada
cristiano, cada comunidad católica, cada movimiento; que esta luz sea puesta en lo alto, para dar gloría a Dios y
así el mundo vea las buenas obras, para gloria de Dios y sea conocido, amado, servido, y anunciado.
Pbro. Salvador A.
Carrasco Castro.
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