DIOS, NO ES UN DIOS DE MUERTOS, SINO DE
VIVOS.
Los saduceos, son aquellos que no
creen en la resurrección de los muertos, ni en los ángeles, encontramos también hoy
saduceos como en tiempos de Jesús, que no creen en en la resurrección de los
muertos, ni en los ángeles, por eso atacan a la familia, y atentan contra la vida;
también somos atacados cada uno de nosotros. Ellos tienen un concepto muy pobre
de la familia y del matrimonio, de la vida, del poder de Dios; además solo
aceptan el libro del Pentateuco.

Jesús nos enseña: “Cuando
resuciten, son como ángeles, son hijos de Dios”, Jesús declara que la
resurrección no es la continuación de una misma vida, sino más bien hay una
vida muy superior a la terrenal. Es un modo de indicar que la resurrección no
es una vuelta a la vida presente, a una
existencia material, sino el paso a una nueva vida de carácter espiritual. De
manera semejante el apóstol san Pablo, al explicar como será la resurrección de
los que han muerto, dice en una de sus cartas que “se siembra un cuerpo natural
y resucita un cuerpo espiritual” (1 Corintios 15, 44).
Jesús dice que: “Dios, no es un
Dios de muertos sino de vivos”, apela a la autoridad de su
Padre: indicando que Moisés llama al Señor diciendo: “El Dios de Abraham, el
Dios de Isaac, el Dios de Jacob” no es un Dios de muertos sino de vivos” sabemos
que Abraham, Isacc y Jacob ya no viven en en este mundo terrenal, sino viven en la
morada del Padre celestial y la promesa sigue vigente para todos nosotros que
creemos en Dios. También, cuando Dios pone en nuestro corazón la semilla de su
amor, donde este amor es mar fuerte que la misma muerte, como dice San Pablo, ni
la muerte nos separará del amor de Dios, pues vivimos en el Señor. Por eso el
matrimonio terrenal cuya esencia debe ser el amor del hombre y la mujer, que
simboliza el verdadero amor que Dios nos tiene y que no se apartara jamás de
nosotros, en los que creemos en su amor misericordioso.
Pbro
Salvador A. Carrasco C.
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