DIOS, NO ES UN DIOS DE MUERTOS, SINO DE
VIVOS.
Los saduceos, son aquellos que no
creen en la resurrección de los muertos, ni en los ángeles, encontramos también hoy
saduceos como en tiempos de Jesús, que no creen en en la resurrección de los
muertos, ni en los ángeles, por eso atacan a la familia, y atentan contra la vida;
también somos atacados cada uno de nosotros. Ellos tienen un concepto muy pobre
de la familia y del matrimonio, de la vida, del poder de Dios; además solo
aceptan el libro del Pentateuco.
Los saduceos piensan que con la
muerte se acaba todo, así muchos incrédulos, piensan que hay una sola vida, por
eso dicen que hay que disfrutar la vida y pasarla bien, pero se equivocan.
Cuando le hacen una pregunta a Jesús con el fin de que caiga en contradicción
por no pensar como ellos; recurren a la autoridad de Moisés, que hay una ley que
ordena, cuando el hombre se casa con una mujer sin dejar hijos, su hermano debe
casarse con la mujer viuda…y se caso siete veces. Ahora bien cuando resuciten
los muertos, ¿de cuál de estos será la mujer? piensan que volverán a esta misma
realidad mejorada, muy materializada, es un sofisma diabólico que pretende
quitar el poder a Dios, que no es posible que los muertos resuciten. Jesús les
dice: “En esta vida, hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados dignos
de la vida futura y de la resurrección entre los muertos no se casarán”, pues
ya no pueden morir, ha pasado a una vida mas plena.
Jesús nos enseña: “Cuando
resuciten, son como ángeles, son hijos de Dios”, Jesús declara que la
resurrección no es la continuación de una misma vida, sino más bien hay una
vida muy superior a la terrenal. Es un modo de indicar que la resurrección no
es una vuelta a la vida presente, a una
existencia material, sino el paso a una nueva vida de carácter espiritual. De
manera semejante el apóstol san Pablo, al explicar como será la resurrección de
los que han muerto, dice en una de sus cartas que “se siembra un cuerpo natural
y resucita un cuerpo espiritual” (1 Corintios 15, 44).
Jesús dice que: “Dios, no es un
Dios de muertos sino de vivos”, apela a la autoridad de su
Padre: indicando que Moisés llama al Señor diciendo: “El Dios de Abraham, el
Dios de Isaac, el Dios de Jacob” no es un Dios de muertos sino de vivos” sabemos
que Abraham, Isacc y Jacob ya no viven en en este mundo terrenal, sino viven en la
morada del Padre celestial y la promesa sigue vigente para todos nosotros que
creemos en Dios. También, cuando Dios pone en nuestro corazón la semilla de su
amor, donde este amor es mar fuerte que la misma muerte, como dice San Pablo, ni
la muerte nos separará del amor de Dios, pues vivimos en el Señor. Por eso el
matrimonio terrenal cuya esencia debe ser el amor del hombre y la mujer, que
simboliza el verdadero amor que Dios nos tiene y que no se apartara jamás de
nosotros, en los que creemos en su amor misericordioso.
Pbro
Salvador A. Carrasco C.
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