JESÚS REHABILITA A LA MUJER Y AL HOMBRE
Jesús enseña en el templo, y todos
estaban atentos a las enseñanzas del gran maestro, de pronto la multitud abre
espacio, para que la mujer encontrada en adulterio, estuviese ante Jesús, donde
los letrados y fariseos la acusan de flagrante adulterio.
Los letrados y fariseos le dicen a Jesús, que la ley de Moisés
nos manda lapidar a esta mujer (indefensa enfrentada...) que la hemos encontrado en
flagrante adulterio, tú, ¿qué dices? Le preguntan maliciosamente para que caiga
y así poder encontrar las razones para acusarle; sabiendo que si contesta que
hay que lapidarla, dirán que se está sublevándose contra Roma, ya que son los únicos que pueden ejecutar la
pena de muerte, y que los que lo consideraban bueno, mansos y misericordioso,
se desilusionarán; y si dice que hay que perdonarla, entonces no cumple la ley
de Dios, por tanto hay que acusarlo que es un transgresor de la ley, o el que
se opone al Imperio Romano. El colmo de estos letrados y fariseos, es que instrumentalizan a la mujer, para hacer caer a Jesús y tener motivos para acusarlo y también condenarlo.
Jesús conociendo su mala intención, desenmascara su
hipocresía y su malicia, dándoles una respuesta
lapidaria, una gran lección, de justicia y misericordia; les dice:
“Aquel que esté libre de pecado, lance la primera piedra”; esta es la voz de la
justicia, sea castigada la pecadora pero no por los pecadores, y que se cumpla
la ley no por aquellos que la quebrantan, se van escabullendo, desde los más
ancianos, hasta los jóvenes, los que
quisieron hacer caer a Jesús, ahora se van porque su conciencia los y quedan
desautorizados por Jesús. Nos enseña Jesús que un pecador no puede condenar a otro pecador.
Jesús devuelve la dignidad a la mujer, también al
hombre, que
le dice: Mujer ¿dónde están? ¿nadie te ha condenado? ella le contesta nadie señor. Jesús le dice: "Tampoco yo te condeno. Vete y en adelante no vuelvas a pecar". La adultera encontró a un tiempo la vergüenza, el perdón, la
gracia, la misericordia de Dios y el cambio de vida total. Qué alegría de esta mujer, Dios la salvo, recibió la gracia, y quedo justificada, ni siguiera
tuvo que hacer una penitencia, aquí encontramos la lección de misericordia de
Dios que la salva, ella empieza una nueva vida, pues lo pasado quedo ya.
Ahora hay nuevas formas de querer lapidar, no tenemos que tirar
la piedra, al techo de cristal del vecino, pues tenemos que revisar si estamos
también en pecado, y no podemos acusar al otro, ya que no quedaremos
justificados.
Pbro. Salvador A.
Carrasco Castro
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