DIOS ESPERA CON PACIENCIA TU CONVERSIÓN
Piensan que los que murieron, eran más culpables
ante Dios, por
eso les sucedió una desgracia humana o natural; así pensaban los judíos observante de la ley, estaban convencidos que se hallaban en el camino justo, por eso no les pasaba ninguna
desgracia. Los judíos no querían darse cuenta, que estaban en el camino contrario, por eso piensan que Jesús y sus seguidores terminarían como los galileos, que fueron asesinados, por orden de un
sanguinario, cuando estaban ofreciendo sacrificios en el templo, por ser muy
pecadores; de la misma manera que murieron los dieciocho al caerles la
torre de Siloe, que los aplastó por ser muy culpables. También nos pasa a nosotros, que nos
creemos tan santos, cuando observamos algunas normas, y practicas religiosas, pensamos que no somos pecadores y que no necesitamos convertirnos, pero consideramos a los otros como pecadores, que están sufriendo un castigo
natural o humano por ser pecadores. Jesús nos dice:
"Si ustedes no se convierten, todos perecerán de la misma manera" con ello nos indica que todos somos pecadores, que necesitamos convertirnos, de lo contrario moriremos todos. Es ahora y no después este tiempo de gracias que Jesús nos invita a convertirnos,
es ahora y no después que empieces aceptar el mensaje de Dios..., pero si no
queremos convertirnos, no queremos aceptar su mensaje en este gran tiempo
que Dios nos esta dando y para el colmo, cierras tu corazón a Dios, serás reo de tu propia
condenación. Cuidado que hay muchos que no quieren cambiar, están seguros de si mismo, piensan que no van a caer, pero Jesús nos invita a todos a convertirnos.
La conversión es tarea de
todos los días, es un proceso, que nos va transformando el corazón,
volvemos la mirada hacia Dios, rechazamos todo lo malo que hemos cometido; es decir hay un cambio de mentalidad, cambio de
actitudes, empieza a dejar esa vida pecaminosa aunque lo sienta mucho porque se ha
acostumbrado, y por ello es el mismo hombre a exigencia de Dios que tiene que
dar ese paso de conversión, para que pueda a empezar a convivir con sus
hermanos, mirándolos como hijos de Dios, y no los condena, ya que empieza a
trabajar por el Reino de Dios.
Dios espera con paciencia
la conversión de todos los pecadores, pues él mismo formó su pueblo y lo plantó como una
higuera y lo más lógico es que el labrador espere a su tiempo los frutos, pero
no da ese fruto esperado. El Señor sabe que su Padre puede arrancar esa higuera
estéril, que no da fruto a su tiempo, pero Jesús conoce la misericordia de su
Padre y espera pacientemente que demos frutos ya sea al año o al siguiente años... Empecemos a dar frutos de
conversión, pues no basta creer en el Dios de la vida, de realizar nuestras practicas piadosas, etc. sino que tenemos que ser verdaderos cristianos, dando frutos de conversión, reproduciendo en nuestra vida la imagen
de Cristo y estar capacitados para hacer el bien a nuestros hermanos.
Pbro. Salvador Carrasco Castro