¡JESÚS, CON SU PODER Y AUTORIDAD LIBERA AL
HOMBRE!
Jesús causa
estupor o admiración en la gente de Cafarnaúm, al estar en la sinagoga el día sábado, para participar de las celebración, tomó la
palabra, y han visto en Él otra manera de enseñar, no como lo hacen los
escribas que solo repiten lo que han aprendido, sobre la ley y sobre las
tradiciones del pasado, reduciendo a normas, obligaciones y exigencias, que solo
esclavizan, pero la enseñanza de Jesús es totalmente nuevo eso es lo que causa
admiración y libera.
Enseña con
autoridad, esta autoridad procede de su misma persona, mientras los escribas, estos hablan con la autoridad
de Moisés; aunque Jesús no había hablado sobre su misión, su presencia, hace
que sea admirado por su manera de actuar, dejando pasmados a todos los que
están en la Sinagoga. Su palabra tiene autoridad y poder, el hombre se interroga
así mismo es interpelado, por la palabra que llega al corazón y no como otros
discursos de los rabinos, que no llegan al corazón del hombre; así al llamar a cuatro discípulos, lo
siguieron dejando todo, porque su palabra tiene autoridad y poder.
Jesús ve al
hombre poseído, es un
hombre que ha perdido su personalidad, enajenado, dominado y tal vez por falsas ideologías que lo
oprimen..., es decir, es un hombre que sufre corporalmente y espiritualmente
porque esta poseído, por un espíritu maligno; que podemos traducir, que ha
tomado posesión de él la fuerza del mal, o que sufre los efectos de la
fuerza del mal.
Jesús
libera al hombre del espíritu inmundo, que lo tenía dominado, increpa
al espíritu inmundo, le dice porque te apoderas de él, si él es mío, me pertenece, y no tienes por qué hacer
morada en él y apoderarte de él; por eso
que Jesús tiene dominio sobre la fuerza del mal, ya que al increpar al espíritu
inmundo, diciendo al poseso: “Cállate y sal de él” este deja al hombre libre, y
queda liberado. Con esto nos dice Marcos que ha empezado la victoria sobre el
mal.
El hombre
es obra de Dios sabe que
todos nosotros, somos su propiedad, y que viene siempre a liberarnos de este
espíritu inmundo, de este ser maligno que desvía nuestro camino, que nos parta
de Dios, que nos inmoviliza y quiere apoderarse de nosotros., por eso Jesús
actúa con poder, donde se ha iniciado la victoria sobre el mal.
Pbro.
Salvador A. Carrasco Castro
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