¡LA LUZ VINO AL MUNDO!
La
Luz vino al mundo y los suyos no la recibieron, y nació la luz del mundo, donde el hombre
alcanza la salvación, ante la irrupción en el mundo del nacimiento del Hijo de
Dios. La luz vino al mundo, justo en la noche más oscura nace el salvador, que
apenas las estrellas alumbran la noche, pero la presencia de Dios hecho hombre,
como un niño, es la verdadera luz que empieza a iluminar a toda la humanidad,
que estaba viviendo en tinieblas, y esperaba prontamente salir de esa
oscuridad. Y llego por fin este día, en que la luz vino al mundo.
Gente
humilde recibieron la noticia, aparte de José y María, y de toda la creación, recibieron esta gran
noticia, de los mensajeros de Dios; la gente humilde como son los
pastores, que el pueblo de Israel, no
apostaban nada por ellos, fueron los afortunados de recibir esta gran noticia y envueltos por el resplandor de
Dios, que al ir donde estaba el niño Dios, escuchaban el cántico del coro de
los ángeles, quedándose admirados, al contemplar el nacimiento del niño Jesús,
el salvador del mundo y el ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo “Gloria
a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor”, ante
este gran acontecimiento, los pastores, al
escuchar este cantico celestial, se llenaron de alegría y de, pues esta
gente humilde supo acoger esta invitación, para que puedan escuchar a la
multitud de ángeles cantando y glorificando a Dios.
El
hombre encuentra la salvación, en Cristo Jesús, como dice la lectura de anoche, “paz a los
hombres”, todo hombre será redimido, reconciliado, justificado por Cristo Jesús, y encontrara esa paz que el
Señor nos da. Saldrá de las tinieblas y sombra de muerte que hacían mucho daño
no solo a los de ayer sino también a los que vivimos ahora, pues surgen
problemas, que nos afectan muchísimo, como son la drogadicción, el alcoholismo,
dependencia de los juegos electrónicos y otros.
Debemos
alegrarnos en esta Navidad, porque Dios se hizo hombre revistiéndose de nuestra
humanidad, para compartir nuestra existencia, dar sentido a nuestra vida,
sacarnos de las tinieblas y de sombras de muerte, donde la Palabra divina, se
hizo carne, que es distinta a la palabra humana, porque no hay engaño, y acampo
en medio de nosotros, por eso debemos cantar, alabarle y adorarlo, al niño que es es Dios.
Pbro. Salvador A. Carrasco Castro
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